Una intensa semana de conciertos, inauguraciones, puestas teatrales, clases magistrales… y más, ha tenido el VI Festival Leo Brouwer de música de cámara que desde el pasado 26 de septiembre y hasta el próximo 14 se desarrolla en la capital.
La propuesta —integralmente de alto vuelo artístico— ha desatado una especie de “brouwermanía” entre un público ávido de presentaciones que lo conectan con lo mejor de la música a nivel mundial.
La apertura del Festival estuvo a cargo del cubano Pancho Céspedes. Se mostró íntimo, original, alegre y seductor en las casi tres horas que duró el espectáculo en un repleto Karl Marx.
Días después, en ese escenario, fue el argentino Fito Paéz, con su propuesta Esencial, quien se robó los aplausos y los coros. Llegó con las canciones de siempre, las mismas que han acompañado a varias generaciones de cubanos y que lo enlazan, indisolublemente, a la herencia trovadoresca de Pablo Milanés y Silvio Rodríguez, homenajeados aquí por el músico rosarino.
Sonidos de la América oculta, presentado en el teatro Mella, no defraudó a quienes fueron buscando el “ritual chamánico” anunciado. Más de 600 kilos de instrumentos musicales traídos desde Argentina por la Orquesta de instrumentos autóctonos y nuevas tecnologías, sorprendieron por las singulares sonoridades de un mundo que la conquista pretendió silenciar, pero que subyace en la región como reserva de esperanzas y cultura.
Elegantes, sobrias y profundas fueron las Palabras de Haydée Milanés en el concierto, donde presentó algunos de los temas incluidos en su antología de Marta Valdés, proyecto discográfico realizado con Bis Music a propósito del aniversario 80 de la compositora. Emotivo fue el dúo con su padre, Pablo Milanés, y más aún el que hiciera con la autora de Tú no sospechas, No hagas caso y Pequeña Haydée, tema estrenado esa noche.
Varios son los invitados de lujo a este Festival. Entre ellos destaca Jordi Savall, violagambista, director de orquesta y musicólogo español, especializado en música antigua, quien el pasado viernes hizo sonar un instrumento de 1697 en la sala de conciertos de la Basílica Menor del Convento de San Francisco de Asís.
El repertorio incluido en Les voix humanies viajó en el tiempo, pero en sentido inverso: comenzó con obras del siglo XVIII para concluir con otras del XVI, lo que permitió al público disfrutar de la bien ganada fama del intérprete, el cual reveló insospechadas sonoridades a un instrumento caído en desuso años atrás.
Leo Brouwer declaro que este sera el ultimo festival, aunque no explico los motivos, pienso que la causa es el desgaste con la burocracia del MINCULT, y disgustos a cierto nivel por algunos invitados al festival. Una lastima, ya que este ha sido el mejor festival musical realizado en Cuba. Ademas con la politica de sponsors, que incluye embajadas, turoperadores, cadenas hoteleras\, asi como organizaciones cubanas, han sido de gran ayuda economica para su realizacion.
Eso si es arte, musica, cultura, que bien que se pudo hacer esto en La Habana en estos tiempos y que tuviera lleno total. gracias LEO BROUWER POR EXISTIR.