Los cuentapropistas son nuestros aliados

Los cuentapropistas son nuestros aliados

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De derecha a izquierda: Flor, Jorge, Ernesto, Yanely, Adriana y Miseida. Fotos: Jorge Pérez Cruz
De derecha a izquierda: Flor, Jorge, Ernesto, Yanely, Adriana y Miseida. Fotos: Jorge Pérez Cruz

El Ranchón La Herradura es una entidad estatal que demuestra cómo estas organizaciones empresariales pueden lograr eficiencia y ser competitivas en el entramado  de un país que adecua su modelo económico, y en consecuencia emergen nuevos actores en múltiples esferas que dinamizan los procesos de producción y de servicios.

Lo demuestran sus seis trabajadores, quienes en los 50 días del programa de verano  vendieron casi dos millones de pesos, un éxito comercial que devela la dimensión de la labor desarrollada  y dignifica a esa unidad, situada en la playa homónima del municipio tunero de Jesús Menéndez de la provincia de Las Tunas.

El establecimiento, perteneciente a la Empresa del Comercio,  la Gastronomía y los Servicios de ese territorio, desafió con inteligencia el reto que significa desarrollar sus prestaciones en ese concurrido balneario, donde proliferan atractivas y competitivas ofertas de cuentapropistas, a quienes “consideramos nuestros aliados en el afán de servir mejor al pueblo”, dice de manera convincente Flor Santiesteban, la administradora.

En El Ranchón combinan eficientemente la atención a los cientos de veraneantes que llegan cada día del año a la playa desde diferentes lugares, fundamentalmente, de las provincias de Holguín y Las Tunas, con los servicios de almuerzo y comida a 24 vecinos del lugar acogidos al Sistema de Atención a la Familia (SAF).

“A los beneficiados con este programa, el que dispone de los aseguramientos estatales imprescindibles, les preparamos diariamente cinco o seis platos, que incluyen cárnicos, arroz blanco o congrí, sopa, potaje, vianda, dulce y refresco, sin que haya un cuestionamiento a la calidad de la elaboración”, comenta Flor.

Y como si eso fuera poco, la tablilla que  invita al consumo anuncia de manera casi permanente   entre 50 y 70  productos, algunos  nacidos del ingenio propio, los cuales tienen en la dulcería y en las iniciativas de Ernesto, el elaborador, su principal fuente, apoyado en la diversificación de espacios que el pequeño local acoge sin hacinamiento: cafetería, bar y restaurante.

La dulcería es una fortaleza en la diversificación de las ofertas.
La dulcería es una fortaleza en la diversificación de las ofertas.

Antecedentes de una hazaña

A pesar de tanto ajetreo y de que algunos de los trabajadores pernoctan en el propio inmueble para comenzar temprano en la mañana, la gente está alegre, sonríe… hace gestión de negocios y vende más que los no estatales.

Son ellos mismos quienes revelan la fórmula del éxito. “La atención a los trabajadores es maravillosa”, asegura Yanely, la dependienta; “Flor es nuestra representante, nuestra consejera”, abunda su colega Adriana; y  Jorgito, el secretario de la sección sindical explica los resortes económicos que los motivan: “En julio sobrepasamos como promedio en 550 pesos el salario mensual y agosto debe ser bueno también, gracias a la aplicación de un nuevo sistema de pago que premia mejor los resultados”.

En el restaurante los clientes encuentran satisfacción.
En el restaurante los clientes encuentran satisfacción.

Este colectivo ha sabido crecerse y  a prueba de contratiempos ha forjado sus valores: primero el huracán Ike (septiembre del 2008) demolió, literalmente hablando, la instalación. A fuerza de tesón lo levantaron de sus restos y, hace menos tiempo, las medidas de reordenamiento del litoral volvieron a echar sobre la arena las inhiestas estructuras.

La sonrisa perenne de Flor desaparece por un momento cuando recuerda: “Entendemos estas medidas por lo que significan en la protección de la duna, del medioambiente; pero, el día que el buldócer lo derrumbó sentí un tremendo dolor en el pecho que todavía no se me quita. Creo que me voy a morir con esas imágenes dándome vueltas en la cabeza”.

Pero el dolor no sesgó el espíritu de resistencia: “La grúa iba tirando las cerchas de purling y las columnas, y nosotros mismos las íbamos reguardando y  enderezándolas, y  ya ve lo que hemos hecho con esos recursos y otros entregados por la empresa: otro ranchón con las mismas dimensiones  y con otra estructura, ahora alejado de la duna a una distancia  que no agrede el medioambiente”, sentencia Flor con una amplia sonrisa de satisfacción.

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