Desde abril del presente año, el Gobierno de Kiev lleva a cabo una operación en el sudeste de Ucrania, donde sus habitantes inconformes con el golpe de Estado de febrero, proclamaron las Repúblicas Populares de Lugansk y Donetsk.
Lugansk lleva días sin electricidad, agua, ni servicio telefónico; faltan alimentos, fármacos y combustible. Se reporta la destrucción del 60 % de las ciudades de Kramatorsk, Slaviansk, Gorlovka y Shajtiorsk, atacadas a diario con morteros, tanques, artillería, lanzacohetes y la aviación.
Vecinos registran con sus cámaras bombardeos con obuses de fósforo blanco. Entretanto, a la vecina provincia rusa de Rostov, llegan los impactos de proyectiles procedentes de Ucrania.
El ejército ucraniano también arremetió contra la población de Uglegorsk, en la provincia de Donetsk, donde grupos de autodefensa reportaron que los militares cercaron y atacaron los barrios, dejando decenas de víctimas civiles.
Militantes del grupo ultranacionalista Pravy Sektor (Sector Derecho), combaten dentro del ejército con simbologías semejantes a las utilizadas por los nazis. Estos extremistas son de los que iniciaron las protestas en el Maidán de Kiev.
Ante la crítica situación de los residentes de la zona, las autoridades rusas anunciaron hacer llegar un convoy humanitario, a lo que un portavoz del Consejo de Seguridad Nacional y Defensa de Ucrania aseguró que no sería aceptado, pero el presidente admitió su paso a través de los puntos de control entre las regiones de Belgorod y Járkov, controlados por Kiev.
La carga, inspeccionada por autoridades ucranianas y representantes del Comité Internacional de la Cruz Roja y consistente en 2 mil toneladas de ayuda humanitaria, se trasladó en 280 camiones. Entre los artículos enviados figuran 400 toneladas de cereales, 100 de azúcar, 62 de alimentos para niños, 54 de medicinas y equipamiento médico, así como 12 mil sacos de dormir y 69 generadores de energía.
Entre tanto, la Rada Suprema de Ucrania (Parlamento) aprobó el pasado jueves una ley que permite al Gobierno traspasar a inversores de Estados Unidos y la Unión Europea hasta el 49 % de las acciones de los principales conductos y depósitos subterráneos de gas.
El jefe del Gobierno ucraniano constató que de momento son pocos los extranjeros dispuestos a invertir, aunque parece tener esperanzas de neutralizar la construcción del gasoducto South Stream, proyecto ruso para independizar los suministros hacia la Unión Europea sin pasar por Ucrania.
Antes, los parlamentarios habían ratificado un proyecto con medidas de respuestas frente a supuestas “amenazas” a la seguridad nacional, de modo que el Gobierno promovió sanciones contra personas y entidades rusas que incluyen, entre otras, la congelación de activos, prohibición de transacciones financieras, así como el tránsito de productos a través del territorio.
El presidente ruso Vladímir Putin, en reciente visita a Crimea, aseveró que su país hará todo lo posible para resolver el conflicto ucraniano, sin seguir órdenes de Occidente. Asimismo Helsinki y Moscú anunciaron ponerse de acuerdo en busca de una solución. Por su parte, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, llamó al presidente de Ucrania, Piotor Poroshenko, a iniciar un diálogo que ponga fin a la crisis.