Quisiera disponer de mucho espacio para poder reseñar la prolífica trayectoria revolucionaria y artística del maestro Gaspar González–Lanuza Rodríguez (Pinar del Río, 1930), integrante del Movimiento 26 de Julio en la clandestinidad, fundador y activo promotor del trabajo cultural comunitario durante más de medio siglo, gestión en la que se destacaron sus históricas giras por apartadas zonas de toda la geografía nacional.
También iniciador del Movimiento de Artistas Aficionados (MAA) en Cuba y acreedor del Premio Nacional de Cultura Comunitaria, Lanuza —como cariñosamente le decimos—, con 84 años de edad goza de una envidiable memoria que le permite relatar sus anécdotas en la lucha insurreccional contra el dictador Fulgencio Batista, sobre la que ha publicado varios libros, entre ellos Clandestinos: héroes vivos y muertos.
Condecorado con la Distinción por la Cultura Nacional y también con la Réplica del Machete del Generalísimo Máximo Gómez, este febril apasionado del proyecto revolucionario fue protagonista de los más trascendentales bojeos culturales al archipiélago, llevando a los caseríos pesqueros disímiles expresiones del bel canto, la danza, la plástica y la música cubanos, que igualmente presentó en llanos y montañas donde nunca antes ni siquiera se había pronunciado la palabra “arte”.
Pero las simientes de esa entrega están en su infancia. Este octogenario con sorprendente energía al hablar y caminar —a pesar de las quejas por su dolencia cardíaca—, recuerda que en los años de su niñez, al lado de su casa, en Pinar del Río, se encontraba el teatro Martí. “Me subía en una mata de chirimoya que había en mi patio y desde allí veía los ensayos y las funciones. Me sedujo tanto, que junto conmigo creció el amor a las tablas, el cual pude cultivar en el bachillerato”, dijo.
“Después, cuando ingresé en la Escuela de Cuadros del Ministerio del Trabajo, fundé un grupo dramático y escribí varias obras, entre ellas la titulada Playa Girón, inspirada en aquella gesta. La estrené en el Casino de La Concha, el mismo día de la intervención de los clubes en Cuba. Fue el momento fundacional de mi carrera artística”, afirmó.
En 1961, en su tiempo libre, Lanuza creó en Colón, Matanzas —a donde fue enviado como inspector del Ministerio del Trabajo—, el Teatro Experimental Socialista Obrero-Campesino. “Seleccioné a los actores entre los afiliados a los sindicatos y a la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños. Con ellos hice los guiones y monté varios títulos recreados en la vida social de nuestro país. En el Teatro Canal de Colón reuníamos a más de mil espectadores en cada función. También visitamos escuelas, bateyes y unidades militares”.
En Colón conoció a Bebo Ruiz, Padre del MAA, con quien comenzó a trabajar en 1968 al concluir sus estudios como instructor de teatro. Impartió cursos sobre esa especialidad en casi todas las provincias, hasta que ocupó el cargo de jefe de aficionados en Isla de Pinos (Isla de la Juventud). “También hice una obra con los reclusos del Presidio Modelo”, evocó el también hijo de un reconocido combatiente internacionalista en la Guerra Civil Española (1936-1939).
De su estancia en la isla recuerda que allí dejó graduados a 35 instructores de arte, los cuales comenzaron a crear sus propios proyectos teatrales; experiencia que posteriormente llevó a Artemisa, la Sierra Maestra y otras regiones. En 1969 fue nombrado responsable regional de Cultura Becas, donde solo contaba con cuatro instructores de arte para toda La Habana.
“Había mucho que hacer. Le solicité al Ministerio de Educación 100 especialistas en diferentes manifestaciones del arte, a cada uno de los cuales le asigné 10 escuelas. Así pudimos organizar la Primera espartaquiada del regional Cultura Becas”. De esa época invoca lo que constituyó la mejor medalla recibida en su vida: “Cuando el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz asistió a una de esas funciones escénicas montadas con estudiantes, al término de la cual me dijo: ‘Te felicito, has logrado un espectáculo bellísimo. Eso es lo que deseo que se haga en toda Cuba’”.
Luego hizo teatro profesional en La Habana, época de la que vienen a su memoria las representaciones de La Casa de Bernarda Alba (director artístico) y Los días de la Comuna (asistente). En 1973 escribió y dirigió varias piezas y luego fundó el teatro de Las Tunas. Entre 1975 y 1981 Lanuza ocupó el cargo de jefe de Cultura del Instituto Técnico Militar.
Entre sus creaciones más recientes se encuentra la escenificación (libreto y dirección general), en el 2009, de la primera obra teatral sobre la Protesta de Baraguá, con instructores de arte de la Brigada José Martí en Santiago de Cuba. La puesta está basada en la obra homónima, premio del concurso 17 de Abril (1978), de las FAR. Ovacionada también fue en México, en el 2010, la producción Cubanísimo, creada y dirigida por él con bailarines y cantantes del Ballet Folklórico Cucalambé y de la Compañía Lírica Nacional, con motivo del Centenario de la Revolución Mexicana.
Otras muchas anécdotas y experiencias sobre su vehemente entrega a la Revolución y a la cultura cubanas quedan aún entre las remembranzas de Lanuza, quien por estos días anda inmerso en la redacción de las memorias sobre su amistad en Cojímar, cuando tenía 14 años de edad, con el célebre escritor y periodista norteamericano Ernest Hemingway.
Datos sobre Lanuza:
• En la madrugada del 1º de enero de 1959, Lanuza recibió la orden del M-26-7 de ocupar las emisoras radiales CMQ y Radio Reloj, así como los canales de televisión 12, 2 y Telemundo.
• El 2 de enero participó en la toma del penal del Príncipe y varias estaciones de policía. Fue ascendido a capitán y organizó el batallón José Ramón Rodríguez en homenaje a este bravo compañero caído en la lucha clandestina. “Tomamos el castillo de La Punta, el Distrito Naval del Norte, La Chorrera, el gobierno provincial, algunos ministerios y la planta eléctrica de Naranjito, entre otros objetivos. Al amanecer del 2 de enero, La Habana estaba en manos de la Revolución. En horas de la noche, tomamos La Cabaña”, recordó Lanuza.
• Los textos de Lanuza sobre las actividades del clandestinaje y las fervientes primeras horas del triunfo insurreccional en la capital, como los libros titulados Lidia y Clodomira, mensajeras en la Sierra Maestra, y Primero de Enero, la Victoria (1959), constituyen valiosos documentos para los estudiosos de la Revolución Cubana.
• Ha escrito y dirigido alrededor de 2 mil guiones para diferentes tipos de espectáculos artísticos.
Me sorprendo al encontrar tanta información y tan importante sobre el querido profesor de Teatro en la Secundaria de Becas Arbelio Ramírez y en el Pre universitario Ruben Martínez Villena; mucha dedicación a su trabajo y a sus alumnos. Hombre fino, culto y entregado. Gracias por su legado a muchos estudiantes; EPD
Gaspar te llevo en mi corazón siempre.