En medio de múltiples transformaciones que de una manera u otra implican o impactan a los trabajadores cubanos y a su movimiento sindical, los resultados y deficiencias que analizó el Parlamento en su último período de sesiones ordinaria indican que lo hecho hasta este punto no es suficiente todavía.
Las señales son abundantes y están desde las palabras de clausura del General de Ejército Raúl Castro Ruz, hasta en los muy diversos debates que sostuvieron las comisiones permanentes de trabajo del órgano legislativo.
Tal vez el indicador más sintético que expresa esa insatisfacción sea el bajo crecimiento de 0,6 % del producto interno bruto en el primer semestre del año, lo cual obliga a una tensión máxima de la economía en lo que resta del año, para poder alcanzar el 1,4 % que ahora está previsto.
Sin duda este no es el ritmo de incremento económico que requerimos para conseguir un socialismo próspero y sostenible, cuyo fundamento y posibilidad, no obstante, resultan ahora mucho más claros y precisos, a partir de la definición de las bases para el programa de desarrollo económico y social a largo plazo, hasta el 2030.
La concreción de tales aspiraciones debe tener lugar, en la mayoría de los casos, en los distintos ámbitos laborales. El ritmo de las medidas para conceder superior autonomía y amplias facultades a la empresa estatal socialista, en cuya gradualidad insistió el Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, dependerá no solo de las habilidades y conocimientos de sus directivos, sino también del papel que desempeñen en ellas sus trabajadores y organizaciones sindicales para contribuir a ese proceso.
En este punto es crucial el grave y sensible problema de los salarios. Como explicó Marino Murillo Jorge, jefe de la Comisión de Implementación, habrá una descentralización en la aprobación de los sistemas de pago por resultados al nivel de las organizaciones superiores de dirección empresarial (Osde) o de las propias entidades, con el único limitante de no poder distribuir más dinero que el monto de la verdadera riqueza creada.
El indicador de gasto de salario por peso de valor agregado como expresión de esa relación, tendrá que ser por tanto en lo adelante un foco de atención para las administraciones, y más todavía para los colectivos y sus dirigentes sindicales de base, porque de su comportamiento depende la posibilidad real de incrementar sus ingresos.
El aporte que tienen que realizar las nuevas formas de gestión no estatal, desde el trabajo por cuenta propia hasta las cooperativas, agropecuarias o no —incluyendo la disciplina y responsabilidad con las metas económicas y sociales colectivas que también las debe caracterizar—, está igualmente en manos de trabajadores nuestros, a quienes el sindicato cada día tendrá que comprometer y representar mejor para cumplir tales fines.
En tal sentido, requiere seguimiento y atención la alerta que hacía el propio Murillo acerca de algunos problemas en el funcionamiento de las primeras cooperativas no agropecuarias en fase de experimentación, como la contratación excesiva de fuerza de trabajo, las violaciones de sus reglamentos y otras indisciplinas organizativas y financieras, así como los obstáculos que les crean las empresas estatales que no quieren venderles.
La propia aplicación y estricta observancia del nuevo Código de Trabajo aparece hacia el futuro inmediato como un útil marco de relaciones para facilitar la vida económica, donde como alertaban diputadas de la Comisión de Asuntos Constitucionales y Jurídicos en una de sus discusiones previas a la sesión ordinaria de la Asamblea, será esencial la exigencia por parte de las organizaciones sindicales y de los trabajadores, a los que les compete velar, en primer lugar, por el respeto de sus derechos laborales.
Y así, desde la comprensión del proceso ya en marcha de unificación monetaria y cambiaria, que incluye entender la advertencia hecha por Raúl de que esta no será “la solución mágica a todos los problemas presentes en la economía”, hasta la exhortación a que organismos y entidades empresariales actualicen sus carteras de proyectos para negociar acuerdos ventajosos al amparo de la nueva Ley de Inversión Extranjera, todas las posibles soluciones a los dificultades económicos de hoy pasan, de una u otra forma, por lo que hagamos o no como trabajadores.
Desde que existe este parlamento se dice lo mismo, hemos avanzado pero queda mucho por hacer, etc. ?Cuándo nos vamos a dar cuenta de que un parlamento subordinado a intereses prederterminados por una burocracia no va a brindar ningna solución a los problemas de los trabajadores y del pueblo cubano?
Estamos en recesión económica. Por cuarto año consecutivo el PIB no crece, sino que decrece según lo planificado. No hay azúcar. El ganado vacuno está perdido y ni siquiera se menciona. Se dijo que a esta fecha habría en Cuba 2 millones de cuentapropistas y hoy no llegan a medio millón. El salario no crece, los precios cada día se elevan más, Etc. Etc. Etc. LO HECHO NO ES SUFICIENTE y es extremadamente preocupante que muchísimas cosas estén mal en la economía a pesar de las grandes explicaciones de Murillo y Andollo de que el Reordenamiento Económico era la solución a todos estos problemas. ¿Qué está pasando aquí, compañeros? ¿Qué pasa que en lugar de avanzar retrocedemos? ¡Algo muy grave está sucediendo en nuestro país!