Antonio o Ernesto, dos de los cocheros reconocidos de la piquera de La Borla, en el reparto La Vigía, de la ciudad de Camagüey, este año pueden hacer algo diferente con su familia durante el verano. Y es que desde que se adentraron al mundo de los cuentapropistas y se afiliaron al Sindicato del Transporte, automáticamente comenzaron a disfrutar de las ofertas recreativas que prepara la organización para sus obreros más destacados.
Los transportistas en la tierra agramontina, pilares esenciales durante la recreación de la población durante el verano, cuentan con dos círculos sociales: el servicentro ponchera José María Pérez Capote y el del ferroviario Aracelio Iglesias, de los pocos que aún funcionan en el territorio.
Los trabajadores más sobresalientes son convocados para que disfruten de intercambios con jubilados, de la noche del transportista, competencias de dominó y ajedrez, entre otras actividades que se conciertan, según explicó Pavel Miranda del Risco, miembro del secretariado del Sindicato Provincial del Transporte.
Todos los años, algunas veces mejores que otras, estas instalaciones organizan un programa de eventos a celebrarse por el día para que los afiliados, junto a su familia, asistan y pasen una jornada diferente; pero el aseguramiento, una de las “patas cojas de la mesa” a veces les juega su mala pasada.
Según aseveró Miranda del Risco, a diferencia de otras fechas estivales “ahora no se tienen facilidades, porque la economía no es propia y no se pueden poner precios más asequibles sino los mismo que tienen las unidades gastronómicas que prestan los servicios aquí”.
Dichos círculos son apadrinados por empresas que destinan algunos recursos para los festejos, de los cuales puede disfrutar el resto del sector incluidos los no estatales que “no se diferencian pues son trabajadores también”, sentenció Miranda del Risco.