Tras el derrame de petróleo ocurrido a mediados del 2013 en la Refinería Sergio Soto, de Cabaiguán, fue propuesto un plan de medidas para revertir los daños causados al entorno. Varias inversiones se ejecutaron para cumplir cada objetivo y las acciones continuarán durante el año en curso.
La instalación de un censor de nivel, con alarmas sonora y visual incluidas, permite controlar la trampa de residuales por donde ocurrió el mencionado escape de hidrocarburo. Así, ante la imposibilidad de bombear crudo hacia los tanques donde es procesado, el ascenso inesperado de volumen, peligro de derrame o la realización de una maniobra errónea, el nivelostato emite una señal que viabiliza los modos de neutralizar cualquier contratiempo.
Léster Alemán Hurtado, director general de la industria cabaiguanense, informó a la prensa que con la ayuda del Grupo Empresarial de la Construcción, el colectivo de la refinería instaló una válvula para aislar el petróleo al interior de la fábrica en un caso extremo. La adquisición de materiales para levantar una barrera rústica de contención y la inspección minuciosa del proceso productivo resultan otras tareas asumidas por el personal de la Sergio Soto.
Con un costo de alrededor de 20 mil pesos en moneda total (MN), las tareas materializadas anteceden al proyecto de separación de las aguas residuales y pluviales que iniciará en el 2015 y se extenderá todo un año. Para este último se requerirá de un respaldo de 27 millones de MN.
Preservar las condiciones medioambientales ha sido una preocupación para quienes laboran en la única entidad de su tipo en el país que solo procesa petróleo nacional; es por eso que desde hace un tiempo pusieron en funcionamiento el horno F-101 para quemar los gases que salían al vacío e inundaban de malos olores a Cabaiguán o dañaban la salud de sus habitantes.