Comenzando la semana las guantanameras y los guantanameros conocimos, como todos los cubanos, de la desaparición física del general de cuerpo de ejército Sixto Batista Santana, revolucionario cabal, de entrega y fidelidad absoluta al Comandante en Jefe y al compañero Raúl, quien, como al resto de las provincias del país, visitó a Guantánamo en innumerables ocasiones, cumpliendo tareas propias de sus múltiples responsabilidades.
Pero la triste noticia del general Sixto, como sencillamente se le llamó, conmovió de manera especial a los pobladores de Hatibonico, una comunidad costera perteneciente al municipio de Caimanera, habitada por hombres y mujeres humildes, que día a día trabajan y defienden la obra de la Revolución bien palpable en el poblado.
Consultorio del médico de la familia, escuela, un centro comercial y de servicios técnicos, peluquería, taller textil, unidad de producciones varias, finca de autoconsumo, carnicería, una pequeña central telefónica y hasta una posición pesquera, están presentes en la localidad, única perteneciente al Plan Turquino en el municipio de Caimanera.
Los Hombres y mujeres vieron en reiteradas ocasiones llegar al general Sixto, con más voluntad que fuerzas físicas, a verificar cómo marchaban los programas previstos para el desarrollo de la comunidad y el aumento de la calidad de vida de su población, a partir de sus propias potencialidades y con un manejo armónico y sostenible de su frágil ecosistema costero, al estar enclavada esta comunidad en uno de los lugares donde menos llueve en Cuba.
Aquí se le escuchó hablar del saneamiento del río para cuidar su cuenca y de abrir trochas corta fuegos, y así evitar que se quemen los bosques, de la sostenibilidad alimentaria, y del cuidado a las instalaciones estatales y la atención personalizada a las problemáticas de la población.
Como imagino hiciera en otras partes de Cuba, en Hatibonico la huella del general Sixto está a cada paso. Para este reportero una muestra clara de su carácter y dedicación a una obra lo significó el comentario que le escuché decirle en una ocasión: “A mí esta misión me la dio Raúl, y la seguiré cumpliendo hasta que el jefe me dé otra orden”.