Por razones obvias, no resulta baladí retomar el tema de la planificación económica. El Lineamiento No.1 define claramente que “continuará siendo la vía principal para la dirección de la economía nacional”, y advierte que “debe transformarse en sus aspectos metodológicos, organizativos y de control”.
No obstante, vale preguntar: ¿Todos los que de una manera u otra tienen que ver con ella están plenamente conscientes de su importancia? ¿Tienen en cuenta siempre las posibilidades objetivas y las características de los mercados? ¿Se ha avanzado lo suficiente en su aplicación?
No creo que haya respuesta efectiva en su totalidad para cada una de esas interrogantes. En no pocas ocasiones dialogamos con directivos que se relacionan de modo directo con la planificación en sus entidades y centros laborales y nos percatamos de que resulta insuficiente el dominio que tienen sobre el asunto. Y sucede también que se planifica en ocasiones sobre la base de los deseos y aspiraciones, sin tomar en cuenta, con la objetividad debida, la situación real en términos financieros y de recursos. Entonces, en esos casos, lo concebido puede “irse a bolina” con el paso de los meses y surgir inconvenientes tan serios como el incumplimiento del plan y las consiguientes afectaciones salariales a los trabajadores.
¿Qué significación real tiene una adecuada planificación?
Vayamos ante todo al legado del Comandante Ernesto Che Guevara. En la conferencia inaugural del programa de televisión Universidad Popular, el 20 de marzo de 1960, definió categóricamente: “La palabra de orden en este momento es la planificación, y explicó: (…) Tenemos que ir haciendo un esfuerzo para elaborar todo un plan que nos permita predecir el futuro”. Y afirmó además: “Las victorias son el producto del trabajo, el tesón y de la planificación”.
De manera más específica, para la empresa estatal socialista, eslabón principal de la economía cubana, la planificación “es un proceso técnico, económico y organizativo en el que se establecen los objetivos y estrategias de la organización a corto y mediano plazos, y se definen las acciones y recursos para su cumplimiento de forma racional, constituyendo a la vez y sobre todo, un proceso políticoideológico que expresa la voluntad de priorizar el aporte (…) a la sociedad por encima de cualquier interés colectivo o individual y asegurar así el desarrollo de esas entidades en correspondencia con los requerimientos de la economía nacional”, según sostiene en un interesante texto publicado en Internet la licenciada Yuvi Martínez Pérez, profesora de la Facultad de Economía de la Universidad Carlos Rafael Rodríguez, de Cienfuegos.
En ese propio material, la especialista expone: “En las nuevas condiciones en que se desarrolla la economía, que imponen también nuevas concepciones, exigencias y retos a la planificación económica empresarial, particular importancia tiene, entre otras cuestiones, lo referido a los métodos” para su elaboración. Y entre los existentes destaca el de escenario, basado en la elaboración de estudios de futuro y la búsqueda de los posibles contextos que enfrentará la empresa.
“En Cuba, después de superadas las mayores dificultades del llamado período especial y haber ‘retomado’ la planificación materializada en planes, se ha potenciado la aplicación de ese método, dada la incertidumbre provocada por la obligada inserción de la economía en el mercado mundial”, asegura la profesora universitaria.
Las nuevas facultades que se les han otorgado a las empresas además del beneficio indiscutible que aportarán en términos de eficiencia y desarrollo, constituyen un desafío para el fortalecimiento de las herramientas que favorecen la planificación, el control de todo tipo y el empleo adecuado de la fuerza laboral.
Por otra parte, la planificación no puede convertirse en una “camisa de fuerza” que imposibilite adoptar determinadas decisiones ante una situación imprevista. La improvisación, con su consiguiente cuota de riesgo, tiene que formar parte del accionar económico, porque en definitiva, quiérase o no, “el que no arriesga, no gana”.
El momento exige de cada directivo conocer con exactitud cómo planificar en plazos diferentes, y también requiere de los trabajadores el desempeño de un papel más activo, pues, en definitiva, son ellos los que materializan en sus puestos de labor lo concebido en los planes y quienes cuentan, por un lado, con la experiencia necesaria y por otro, con los medios de producción o de servicios, según el caso.
Una planificación adecuada constituye el cimiento sobre el cual se erige la economía socialista que pretendemos fortalecer.
Acerca del autor
Graduado de Profesor de Educación General en el Instituto Superior Pedagógico Félix Varela, de Villa Clara, Cuba (1979). Ha laborado en la Revista Juventud Técnica, semanario En Guardia, órgano del Ejército Central, periódicos Escambray, CINCO de Septiembre y Granma. Desde el año 2007 es corresponsal de Trabajadores en la provincia de Cienfuegos. Está especializado en temas económicos y agropecuarios. En 1999 acompañó en funciones periodísticas a la segunda Brigada Médica Cubana que llegó a Honduras después del paso del huracán Mitch. Publicó el libro Verdades sin puerto (Editorial cubana MECENAS). Ha estado en otras tres ocasiones en esa nación centroamericana, en funciones periodísticas, impartiendo conferencias a estudiantes universitarios, asesorando medios de comunicación e impartiendo cursos-talleres sobre actualización periodística a periodistas y comunicadores. Multipremiado en premios y concursos internacionales, nacionales y provinciales de Periodismo. Fue merecedor del Premio Provincial Periodístico Manuel Hurtado del Valle (Cienfuegos) por la Obra de la Vida – 2012. Le fue conferido el Sello de Laureado, otorgado por el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Cultura (SNTC). Mantiene evaluación profesional de Excepcional.