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Este martes, en Fortaleza, Sabri Lamouchi comprendió totalmente por qué los partidos definitorios se ganan, o se pierden, con los regulares sobre la cancha.
Costa de Marfil necesitaba solo dos minutos más, apenas dos minutos para avanzar como segundos del grupo C del Mundial. El empate les alcanzaba para unirse a los colombianos y dejar fuera a Grecia. Era la oportunidad para que esta generación de elefantes marfileños animara a los seguidores en octavos de final.
Grecia, tras el gol conseguido por Andreas Samaris (42’) sobre un centro de Giorgio Samaras, había respondido con una defensa de piedra, un muro heleno heredero de las murallas troyanas que amenazaba con sacar fuera a los africanos.
Pero en el 74’ la velocidad de los marfileños ganó la espalada de los defensores griegos y Wilfried Bony terminó por mandar dentro del arco un centro del Gervinho para igualar el pleito.
Luego, acciones desesperadas por los griegos, a quienes el empate los eliminaba. Una y otra vez —con variantes más y menos creativas— llegaron los europeos a la cabaña de Boubacar Barry, pero sin suerte.
Ante el asombro de muchos Drogba, el líder nato de estos africanos, fue sustituido y abandonó el césped con cara de pocos amigos para instalarse, huraño, en el banquillo; en silencio.
Ya en el descuento, cuando África celebraba su primer equipo en octavos de final, una falta inocente e innecesaria del recién ingresado delantero Giovanni Sio decretó el penal sobre Samaras, el capitán de los riegos.
Resumen: a doce pasos de distancia un Samaras (90’+3) visiblemente agotado sacó la casta y fusiló a Barry. Grecia 2-1 Costa de Marfil.
Sio pagó con juventud un error estúpido. Samaras estaba con sus baterías de reserva casi agotadas y poco hubiese podido hacer con aquel pase que llegó a sus pies en el borde interior del área, rodeado por defensores marfileños.
Pero eso ya es historia. Sio dio la falta clara. Samaras la cobró impecable. Grecia está en octavos y Costa de Marfil —como hizo Drogba— verá ahora las acciones desde el banco, huraña y en silencio.
