Síntesis de la intervención del Secretario General de las Central de Trabajadores Cuba (CTC), Ulises Guilarte de Nacimiento, ante la 103ª Conferencia Internacional del Trabajo, efectuada en Ginebra.
Vivimos uno de los peores momentos de nuestra historia. Al analizar los documentos emitidos para este foro, apreciamos la difícil coyuntura en que deben existir los cerca de 202 millones de personas que hoy no tienen empleo; los 231,5 millones de migrantes internacionales que no gozan de sus plenos derechos laborales y sindicales; los 20,9 millones de personas que son víctimas del trabajo forzoso en el mundo y los más de 900 millones que permanecen en el umbral de la pobreza.
Resulta escalofriante pensar en el incierto futuro que espera a decena de millones de jóvenes arribantes cada año al mundo laboral, sin expectativas de un empleo, realidad que los convierte en uno de los sectores más vulnerables ante la crisis.
Los trabajadores de los países europeos ven cómo se derrumban sus derechos sociales y laborales, y al mismo tiempo cómo desaparece el llamado estado de bienestar. Una situación similar sufren los asalariados del Tercer Mundo, donde los emigrantes son víctimas de discriminación de razas, género y están sometidos a contratos desventajosos, mientras que los grandes dividendos van a manos de una poderosa minoría.
En la región latinoamericana y caribeña se viene consolidando un proceso integracionista, cuyas políticas están dirigidas a mejorar las condiciones de vida, a reducir los niveles de desempleo, crear trabajos dignos e implementar diferentes programas sociales.
La crisis que enfrentamos y todas sus consecuencias no son algo coyuntural, sino sistémico y es el sistema el que debe ser cambiado. Por ello, la unidad de los trabajadores y trabajadoras es muy necesaria; solo así podremos enfrentar este injusto sistema capitalista, responsable del calamitoso mundo en que vivimos.
Señor Presidente:
Los sindicatos cubanos continuaremos trabajando de manera constructiva en el seno de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), colaborando con sus loables fines. Sin embargo, no cejaremos en nuestro llamado a democratizar los mecanismos de funcionamiento de esta institución y hacerla genuinamente plural y representativa de todas las corrientes.
La práctica de que un grupo reducido de personas determine, con evidentes fines políticos y posiciones parcializadas, cuáles son los países que deben comparecer por supuestas violaciones de derechos sindicales ante la Comisión de Normas, y la negociación se haga por medio de presiones y canjes nada éticos, como presenciamos en diferentes ocasiones, deben ser erradicadas.
Los cubanos enfrentamos dificultades económicas debido a los efectos de la crisis y a las medidas impuestas durante años por el injusto y genocida bloqueo económico, financiero y comercial de los Estados Unidos. No obstante, estamos introduciendo los cambios que hemos creído necesarios para el mejoramiento de la economía y de nuestro socialismo.
El reordenamiento laboral emprendido ha creado nuevas formas no estatales de empleo, pero no informales, estas se materializan organizadas individualmente o en cooperativas, con buenos resultados, que generan nuevas afiliaciones a los sindicatos por sectores y el disfrute de plenos derechos bajo la ley laboral cubana.
El Código de Trabajo se revisó y modificó en un proceso de consultas e intercambios ampliamente democrático, lidereado por la Central de Trabajadores de Cuba y los sindicatos ramales, cuyos criterios y sugerencias en más de un 90 % fueron tomados en cuenta para la aprobación por el Parlamento de esta importante norma legal.
El XX Congreso de la CTC, celebrado este año, se caracterizó por los amplios debates en las bases sindicales, que nos permitieron discutir sobre condiciones laborales, salariales, de salud y seguridad ocupacional, así como los convenios colectivos, en los que el movimiento sindical cubano trazó líneas para seguir los esfuerzos de perfeccionamiento de nuestra sociedad.