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Hablar de la práctica del Wushu, una de las artes marciales más ejercitadas en Cuba, según la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI), constituye, para los integrantes del grupo comunitario Eterna Juventud, abordar temas de relajación, energía y sobre todo salud.
Cada mañana de lunes, miércoles y viernes, la esquina habanera de Boyero y Lombillo reúne un grupo de personas mayores que aseguran cambios positivos en sus vidas gracias al Wushu.
“La práctica de las artes marciales aporta grandes beneficios a la salud, muy necesarios para nosotros, que somos de la tercera edad”, comenta Concepción Ayala, directora del proyecto.
Este tipo de ejercicios físicos no solo ocasiona bienestar corporal, también alimentan el alma, y eso es lo más importante. La interacción entre sus integrantes a través de la gimnasia ha hecho de este colectivo una gran familia.
“El proyecto ha sido muy beneficioso para mi tía Esther, ha despertado en ella alegría y ansias de vivir”, expresa Gisela Castillo, sobrina de una de las integrantes de Eterna Juventud.
Además de las sesiones de ejercicios, los abuelos se reúnen para festejar algún que otro cumpleaños o simplemente para jugar dominó.
“Cuando las personas llegan a la tercera edad manifiestan sentirse solos y deprimidos. La práctica del Wushu y el desarrollo de las relaciones interpersonales hace que se sientan activos otra vez”, afirma la psicóloga Johana Zancos Hernández, del Hospital General Comandante Pinares.
“Siempre tuve miedo de llegar a la vejez, sobre todo de abandonar la vida laboral; sin embargo, en este grupo me siento una persona que tiene mucho por vivir”, asegura María Elena Fuentes, integrante de este grupo.
A sus 73 años de edad, Alcides Mesa relata que “al poco tiempo de incorporarme al proyecto logré reducir el flaqueo de mis piernas, aunque debo caminar con la ayuda del bastón, ahora logro mantener el equilibrio mejor”.
Los efectos positivos que acompañan la práctica del wushu son reconocidos, además, por el personal de Salud del municipio habanero Plaza de la Revolución, donde funciona el proyecto.
Varios de sus integrantes han llegado al mismo por recomendación de los galenos de la localidad, quienes complementan sus tratamientos a personas mayores con estas técnicas.
“Gracias a mi médico ortopédico supe de la existencia de este grupo del cual formo parte hoy. Con los medicamentos y el Wushu he mejorado mis dolores en la columna y las articulaciones”, manifiesta Eugenia del Valle.
“La realización de ejercicios físicos es una fuente de vida para las personas, sobre todo si se practican las artes marciales”, comenta Junior Llombart, profesor de Cultura Física.
Al respecto señaló que “en la tercera edad deben practicarse ejercicios que satisfagan las necesidades de cada cual, teniendo en cuenta sus capacidades físicas”.
Más que hacer ejercicios
Las sesiones de ejercicios se realizan con una armoniosa melodía china que facilita la concentración de los integrantes del grupo. La combinación de esta música con los pausados movimientos, permite a cada miembro desarrollar mejor las técnicas del Wushu. Además, cada uno de ellos porta un uniforme que los identifica como integrantes del proyecto.
“Hacemos los ejercicios con ropa adecuada, con la igualdad de vestuario logramos mayor coordinación. Después de poner en práctica esta iniciativa los alumnos se han estimulado a confeccionar otros implementos como la espada y el abanico”, dice Ayala.
“En el grupo aprendemos a mover la energía interna por ciertos puntos de nuestro cuerpo, esto nos hace sentir muy relajados. Todos tenemos energía dentro, lo único que debemos hacer es aprender a usarla en beneficio de nuestra salud”, acota Mercedes López, monitora de este colectivo.
El proyecto Eterna Juventud es garantía para una vida saludable y ello se manifiesta en las habilidades físicas que recobran sus miembros, entre ellas la flexibilidad y la fuerza.
“La pérdida de la primera, producto a la falta de actividad corporal, es uno de los males que aqueja al adulto mayor”, expresa Tania Figueroa Acosta, especialista en I grado de Medicina General Integral del Hospital General Comandante Pinares.
Cada día son más las personas que se suman al grupo. Según Ayala, al principio solo era un reducido número, pero la cifra ha aumentado y hoy cuenta la esquina de Boyero y Lombillo con más de 40 afiliados a la iniciativa.
“Casi todas las semanas recibo nuevos integrantes: algunos remitidos por el doctor, otros que llegan por recomendación de un amigo o simplemente algún vecino que se nos suma”, subraya López.
A cada uno de sus miembros el proyecto le regala una sonrisa y el bienestar de sentirse saludables y entre amigos.