Según tablas comparativas compiladas por la Revista británica The Economist, Cuba fue el mayor consumidor de ron por habitante en el mundo en 2012 y tuvo uno de los más altos percápitas en la ingestión de las bebidas espirituosas más populares del planeta.
En los gráficos ―que muestran las cifras globales de consumo de vodka, ron, whisky tipo escocés, ginebra y tequila― el destilado de la caña de azúcar, con 4 mil 440 millones de litros, figuró en segundo lugar como el más consumido después del vodka (13 mil 900 millones de litros).
Según las cifras absolutas, los países que más ron consumen son la India, Estados Unidos, Filipinas, y luego Cuba, pero cuando se trata de la cantidad consumida por habitante, los de la isla caribeña son los líderes, con 4,9 litros por persona anuales, cifra que quintuplica la cantidad de litros ingeridos por cabeza en nueve de los diez países donde más ron se consume.
En cuanto al consumo per cápita de los seis licores espirituosos más difundidos en el mundo en general, los cubanos ocupan el sexto lugar, sólo detrás de cinco grandes consumidores de vodka como Rusia, Belarrús, Ucrania, Polonia y Kazajstán.
Según la firma de investigaciones de mercado, IWSR, citada por The Economist, el mayor crecimiento del mercado de licores tuvo lugar el año pasado justamente en Asia.
En el caso cubano es menester señalar ―y no para justificar― que en la isla casi exclusivamente se consume ron, mientras en otros muchos países hay un mayor surtido. En años recientes se ha venido incrementado en los establecimientos del país el consumo de otros espirituosos, entre ellos el vodka y el whisky, aunque ―justo es decirlo― su presencia es muy pálida aún.
S/ Alcohol, una verdadera ruleta rusa
Más allá de la evidente ―y comprobada― crítica al sistema político cubano por parte de la publicación, los elementos ofrecidos reiteran para nuestro país una realidad preocupante y que por momentos asume ribetes de tragedia, entre ellas la del pasado año en que varias personas fallecieron en La Habana como consecuencia de la ingestión de metanol o alcohol de madera.
El prestigioso psiquiatra Ricardo González Menéndez, Doctor en Ciencias y Presidente de la Comisión Nacional de Ética Médica del Ministerio de Salud Pública de Cuba, destacó recientemente que “el problema más trascedente, es que tragedias como esa son perfectamente evitables, pero la percepción de riesgo ante las bebidas alcohólicas es muy bajo, a la vez que a nivel social no alcanzamos una correcta actitud ante el consumo moderado de bebidas alcohólicas ni la imprescindible intolerancia ante los excesos”.
El reconocido experto mundial indicó que este tipo de experiencias comunitarias son como sirenas que nos tienen que poner en alerta sobre la necesidad de actitudes responsables. “Lo ideal ─en especial si asistimos a un jolgorio─ es poseer siempre un nivel de conciencia que permita —por ejemplo— conducir un vehículo de motor sin peligro alguno, según lo normado”, dijo.
En sus apreciaciones, González Menéndez subrayó que desde hace alrededor de 6 mil años el hombre descubrió que en aquel recipiente donde habían caído algunas frutas algo extraño ocurría, lo que no era más que el proceso de fermentación para lograr alcohol. “Desde entonces, ya hubo adictos”, aseguró a Trabajadores Digital.
Para mi entrevistado, la falta de responsabilidad y de conciencia, el uso no social del alcohol —en la variante de consumo de riesgo en que ni se es bebedor social ni enfermo alcohólico— constituyen la esencia del asunto en Cuba, “pues en el resto de los países latinoamericanos el número de enfermos alcohólicos es mayor”.
Puntualizó que lo principal no está en una llamada ley seca, sino en que haya responsabilidad; aunque ciertamente, embriagarse una vez no es un sacrilegio ni mucho menos.
“Respeto mucho a las personas que beben con moderación, sin dañarse a ellos ni a sus seres queridos, compañeros de trabajo o vecinos. Esa es la meta”, concluyó.
Artículo para reflexionar. A todos nos viene bien. Todo con mesura, nada con exceso.
Es preocupante esta alta cifra de consumo de alcohol, mayoritaria entre jovenes adolecentes, debe ponersele un coto a la venta de bebidas como en la mayoria de los paises, pero por desgracia en Cuba no existe control al respecto