Un rotundo mentís a aquello de que veinte años no son nada dio la Casa Iberoamericana de la Décima El Cucalambé, de Las Tunas, con su encuentro literario Sílabas en el tintero, del cual participaron escritores de cinco provincias para celebrar las dos décadas de la tertulia mensual Café Converso y de la aparición de dos de los decimarios tuneros que marcaron, junto a otros del resto del país, el inicio del proceso de revitalización de la poesía cubana en estrofas de diez versos.
El Café Converso, la primera actividad caracterizadora de la institución, en ese amplio lapso ha sido velada de obligada referencia para los creadores —locales y visitantes— de esa modalidad compositiva que, en sus variantes escrita y oral (léase repentismo), conforma la columna vertebral de un complejo artístico-literario que desde sus raíces rurales hace mucho ha expandido sus valores identitarios hacia todos los estratos de la cultura nacional.
El espacio ha marcado momentos de significación en los programas de encuentros de mayor calado, como la jornada cucalambeana, considerada la fiesta mayor de la décima iberoamericana, los eventos Tengo en la Casa mi casa y los aniversarios de la propia institución sede.
Confraternización desde la espiritualidad creadora ha sido el sello del Café Converso en estos años, durante los cuales la décima ha sido la anfitriona desdoblada en lecturas y controversias, y a ella han rendido honores otras disciplinas: artes plásticas, narración oral escénica, danza, y sobre todo la música, desde la raigal campesina hasta la de la joven trova y la instrumental, de concierto o de cámara.
El encuentro literario Sílabas en el tintero celebró también las dos décadas de la publicación de los volúmenes Piel de polvo, de Renael González Batista —fundador en 1993 del Grupo Espinel-Cucalambé en Puerto Padre—, y Hambre del piano, este último durante una tertulia con ese nombre y la presencia de su autor, Carlos Téllez Espino. Como él iniciador del Taller literario Cucalambé, el también poeta Daniel Laguna valoró la significación del libro y de aquel espacio que acogió a comienzos de los 90 a jóvenes escritores que trazaron tempranamente novedosos caminos para la décima escrita tunera, que coincidieron con similares empeños creativos en otras latitudes de la nación cubana.
Otra tertulia con nombre de libro, Perros ladrándole a Dios, festejó los quince de ese poemario ganador del Premio Cucalambé en 1998 y publicado en 1999 por la tunera Editorial Sanlope, agasajo que agradeció su autor, Carlos Esquivel Guerra, también conductor de esa peña.
Por su parte, la actualidad palpitante de la estrofa y la vida literaria en torno a ella, fueron abordados respectivamente en una conferencia del profesor, investigador y poeta Roberto Manzano, ante alumnos y profesores del Pedagógico José Tey, junto a los escritores participantes en Sílabas en el tintero, y por estos últimos en una cita de reflexión, a partir de un panel conducido por Carlos Esquivel e integrado por otros destacados escritores como José Luis Serrano (Holguín), Jorge Luis Mederos (Villa Clara) y Herbert Toranzo (Ciego de Ávila).
Este coloquio examinó, entre otros aspectos medulares para la estrofa —la cual es identidad ella misma, al decir del profesor Virgilio López Lemus— la presencia de una decena de agrupaciones de escritores decimistas, surgidas espontáneamente a partir del ejemplo fundacional en 1993 del Grupo Espinel-Cucalambé, y que actualmente muestran una vitalidad asombrosa en muchos casos, y a lo largo de todo el país articulan entre sí sus acciones a favor del conocimiento de los alcances estéticos de la décima y del intercambio sistemático entre sus cultivadores.