“Tengo experiencias con pacientes de más de 100 años a quienes les he hecho una cirugía y, aunque están en sillas de ruedas, cambian completamente su vida; lo más gratificante es que a las ancianas las operamos y al otro día vienen a la consulta arregladitas, pintadas, con su collar. Vuelven a la vida, a apoyar a la familia, por lo que para nada hay que excluir a estas personas”.
El Doctor en Ciencias Juan Raúl Hernández Silva, cirujano del Instituto Cubano de Oftalmología (ICO) Ramón Pando Ferrer, explicó a Trabajadores que la segunda encuesta de ceguera realizada en la capital, arrojó resultados similares a los de países latinoamericanos, siendo la catarata la primera causa de esta enfermedad, con aproximadamente el 44 % de los diagnosticados, seguida de glaucoma, retinopatía diabética y degeneración macular relacionada con la edad.
También mencionó los trastornos que afectan la retina o el polo posterior del ojo, los traumas de la córnea que producen leucomas corneales y las enfermedades de baja visión. “El combate contra la ceguera va a ser prolongado por el envejecimiento de nuestra población”, aseveró.
Prevenible y curable
“La ceguera es prevenible en su mayor parte. Si logramos hacer un diagnóstico temprano del glaucoma y ponerle tratamiento podemos controlar la progresión de su campo visual, e incluso si llega un momento en que el medicamento no surtiera efecto está el tratamiento quirúrgico”, aseguró el cirujano.
“Sucede que muchas personas acuden al primer chequeo oftalmológico porque tienen necesidad de gafas, esencialmente después de los 40 años cuando comienza a dificultárseles leer de cerca.
“Con frecuencia nos percatamos de que en estos casos hay daño en el nervio óptico, sobre todo en pacientes con antecedentes familiares: ciegos, con glaucoma, o los que son mestizos o negros, quienes deben hacerse un chequeo anual o bienal para determinar cuándo necesitarán tratamiento, sea médico o quirúrgico para evitar quedarse ciegos; llega un momento en que por glaucoma se pierde el campo visual y es irreversible.
“La catarata es una ceguera prevenible. Dado que nuestra población es la segunda más envejecida de Latinoamérica, después de Uruguay, y se presenta con mayor frecuencia en los ancianos; controlaremos su progresión si logramos una tasa de cirugía de 3 mil pacientes por millón de habitantes.
“Hasta hace poco, esta dolencia se atendía en los niveles secundario y terciario de salud, en los hospitales Hermanos Ameijeiras y Ramón Pando Ferrer, pero con el incremento del número de oftalmólogos, que casi llegamos a mil 900 (56 por millón de habitantes, en el cuarto lugar en Latinoamérica, después de Argentina, Brasil y Colombia), pretendemos que estén cubiertos todos los policlínicos con ese servicio.
“De esta manera junto con los médicos de la familia pueden hacer los diagnósticos y remitir a los hospitales los casos más complejos o los que necesitan cirugías. Permite además, hacer la búsqueda en la comunidad de los pacientes que tienen catarata y el control de los que padecen de glaucoma, y a través del control metabólico de los diabéticos determinar cuándo se les puede aplicar el tratamiento de láser, que es la primera medida efectiva para evitar la ceguera, y hay cobertura nacional para hacerlo.
“Los oftalmólogos, en conjunto con los médicos de la familia, pueden ir a los hogares de ancianos, centros de atención a la tercera edad y diagnosticar pacientes que no han acudido a solicitar la atención del especialista.
“Entre las barreras que se han identificado en los estudios de prevención de ceguera se habla de desconocimiento, de que los pacientes, por tener otra enfermedad como diabetes o hipertensión, no se pueden operar de catarata y a veces no lo hacen porque no tienen quienes los acompañen o no saben cuál es el servicio hospitalario que les puede brindar esta cirugía. La atención primaria tiene que reformarse para mantener una salud visual adecuada en la población”.
Programa de prevención de ceguera
El programa nacional de prevención de ceguera surgió en 1999, cuando el país comenzó a preocuparse por la cantidad de personas que podían prevenirla mediante intervenciones quirúrgicas o con algún tratamiento para que no se quedaran ciegos, explicó la Máster doctora Carmen Padilla, del ICO Ramón Pando Ferrer.
Con la Operación Milagro en marcha, se alcanzó una tasa superior a las 3 mil cirugías por millón de habitantes —en La Habana el índice fue superior—, y con los servicios desplazados hasta la atención primaria se pretende retomar esa cifra en la actualidad. Así se podrán controlar las causas fundamentales de ceguera.
A partir del 2004, con la intervención de la Operación Milagro, se crearon los centros oftalmológicos en cada provincia. El programa de prevención comienza desde el alumbramiento del niño, porque a todos los que nacen con algún tipo de prematuridad se les diagnostica oportunamente en las salas de neonatología para conocer qué parte de la retina ha quedado inmadura, indicó.
A estos pacientes se les brinda seguimiento durante toda su vida en los departamentos de retina de los hospitales especializados y pueden pasar a las consultas de retina o de baja o alta visión, en dependencia de la secuela que les haya quedado, dijo la doctora.
Está recomendado que todos los años se les realice un examen a los diabéticos, en el cual además de la agudeza visual se les observe la retina; a quienes tienen antecedentes de glaucoma o algún familiar con este padecimiento, deben acudir a un oftalmólogo para que les practique un chequeo a partir de los 30 o 35 años; y no aislar a los niños que tengan antecedentes sino tratarlos siempre.
Está aprobado un programa de investigación, que incluye una encuesta nacional de ceguera, que se hará a toda la población a partir de los 50 años, informó la doctora Susana Vilar Salas, del ICO Ramón Pando Ferrer.
La información obtenida en la segunda encuesta efectuada en La Habana arrojó una reducción de la cantidad de casos de ceguera, producto del programa nacional y de la Operación Milagro, que incluyó una revitalización de los servicios del país y la formación de recursos humanos. El Pando Ferrer tuvo su cifra récord de cirugías en el 2006 como punto de partida de todos los pesquisajes masivos realizados. El programa de prevención ha tenido éxito, dijo Susana.
Un problema que deberá vencerse con la extensión del servicio —detectado en las encuestas— es que las personas de la tercera edad cuando notan que tienen una dificultad visual empiezan a recluirse en su hogar, en su cuarto, para evitar caerse, fracturarse una cadera o los familiares no los acompañan a los servicios médicos, manifestaron los especialistas.
Corresponde a los médicos de la familia y a los oftalmólogos hacer una labor para atraerlos. La información es importante, hay que trabajar en las comunidades, hacer charlas educativas para lograr que la población tenga una orientación y pueda requerir estos servicios.
La ceguera es una de las discapacidades que genera mayor pérdida de la vida socialmente útil —aseguró Susana Vilar—, por lo que requiere un diagnóstico lo más tempranamente posible para lograr mayores probabilidades de recuperación, sobre todo cuando las personas se adhieren al tratamiento y se dejan guiar.