La Tumba de Couperin, suite orquestal compuesta por Maurice Ravel (1875-1937) en tributo a los amigos que vio morir en la guerra y también para horrar el espíritu de la música barroca francesa, será una de las protagonistas del concierto que para el domingo 2 de marzo ha preparado la Orquesta Sinfónica Nacional, dirigida por el Maestro José Antonio Méndez.
La Tumba de Couperin, estrenada el 11 de abril de 1919 por Marguerite Long, en París, fue versionada meses más tarde por el propio autor cuando descartó dos de sus movimientos más pianísticos (II Fuga y VI Tocata) y orquestó otros cuatro, que figuran entre los que escucharemos en La Habana.
A la suite le sigue en el programa el Concierto para Soprano Coloratura y Orquesta, en fa menor, Op. 82, de Reinhold Glière (1874-1956), compositor nacido en Kiev que dedicó parte de su tiempo a la pedagogía (entre sus alumnos estuvo Serguei Prokofiev) a la vez que componía obras en las que mostraba una particular afinidad por los géneros vocales. En su catálogo aparecen media docena de óperas y buen número de canciones acompañadas al piano.
El Concierto para Soprano… que este domingo interpretará Bárbara Llanes junto a la OSN, fue estrenado el 12 de mayo de 1943, en Moscú. Es una obra plagada de grandes dificultades técnicas para la cantante, pues los roles de coloratura exigen de la soprano un registro agudo excepcionalmente amplio y, a su vez, un registro medio muy rico. El desafío esta vez recaerá en Bárbara Llanes, una de las cantantes líricas de mayor reconocimiento en Cuba. Actualmente es solista del Centro Nacional de Música de Concierto adjunto a la Filarmónica Nacional de Cuba, e invitada permanente de la Orquesta Sinfónica Nacional. Es miembro de la Asociación de Músicos de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC); de la Sociedad General de Autores de España, SGAE, y profesora de la Cátedra de Canto del Instituto Superior de Arte. Su voz ha sido solicitada por prestigiosos compositores cubanos para estrenar importantes obras, entre ellos, Roberto Valera y José Ma. Vitier.
El cierre del concierto de este domingo en la sala Covarrubias, del teatro Nacional, será con la Sinfonía No 4, en mi menor, Op.98, de Johannes Brahms (1833–1897), obra que fue estrenada el 25 de octubre de 1885 por la Orquesta de Meiningen, con el autor haciendo las veces de director. En Cuba fue interpretada por primera vez el 3 de enero de 1941, en el Teatro Auditórium, hoy Amadeo Roldán, en un concierto de la Orquesta Filarmónica de La Habana, bajo la dirección del Maestro Massimo Freccia.