Pensé que iba a extrañar por momentos la Vuelta a Cuba, pero el Clásico Camagüey-La Habana no me dio tiempo. Fueron ocho intensas jornadas en las que reviví etapas históricas, recordé a muchos estelares y compartí con un campeón de estreno, pero bien perseverante como Vicente Sanabria.
“Piki, agradezco tu apoyo y ojalá puedas sentir la felicidad que siento con esta Copa, la camiseta amarilla y la bicicleta regalada”, me confesó el monarca de 41 años, a quien no le faltaron las comparaciones con Chris Horner, el estadounidense que ganó en el 2013 la Vuelta a España con la misma edad que el yumurino.
Otro animador del certamen, muy seguido por cada lugar donde pasamos, Arnold Alcolea, llegó feliz al Prado Capitalino con sus dos lideratos: por puntos y montaña, aunque finalizó con un increíble sexto en la general individual, tras una escapada en la cuarta etapa que lo sorprendió —incluso a quienes íbamos en la fuga—, y a la postre resultó decisiva en el giro.
“Piki, espero volver a la selección nacional y luchar una medalla en los Juegos Centroamericanos y del Caribe en la ruta. Hay que reconocer cuando se pierde como ahora, con un ciclista tan esforzado como Sanabria”, me comentó El Chiqui, sin duda, el mejor rutero del último lustro en Cuba.
Extenuadas las piernas —nunca el alma— tras días de carreteras, sol, caídas, ponches, sed, codazos, escapadas, alguna llovizna y hasta un catarro pasajero, los 80 corredores nos despedimos este 22 de febrero convencidos de que muy pronto nos volveremos a encontrar, sea en las habituales carreras de los fines de semana o en la Vuelta a Cuba del 2015.
Y ahora que menciono nuestro principal evento de las bielas y los pedales, no puedo dejar de reconocer la organización puntual y detallista, el apoyo de las siete provincias involucradas en el recorrido y los deseos de revitalizar el ciclismo de ruta que animan a la Federación Cubana de Ciclismo.
Sería bueno comenzar la planificación de la Vuelta del próximo año desde bien temprano, con la experiencia económica de este Clásico, que no pudo encantar con su caravana a las provincias orientales ni a Pinar del Río. El impacto sociocultural de esta lid es tan o más importante que la valoración deportiva. Y ojalá nadie lo olvide, porque así nació desde el 11 de febrero de 1964.
A Piki le queda mucho por ganar todavía, pero de vivencias sigo lleno, como sigo enamorado del ciclismo, de la Vuelta.
Acerca del autor
Máster en Ciencias de la Comunicación. Director del Periódico Trabajadores desde el 1 de julio del 2024. Editor-jefe de la Redacción Deportiva desde 2007. Ha participado en coberturas periodísticas de Juegos Centroamericanos y del Caribe, Juegos Panamericanos, Juegos Olímpicos, Copa Intercontinental de Béisbol, Clásico Mundial de Béisbol, Campeonatos Mundiales de Judo, entre otras. Profesor del Instituto Internacional de Periodismo José Martí, en La Habana, Cuba.