“Ármese en la escuela al niño con las armas que ha de necesitar para la vida…”,
José Martí
Presumidas, conversadoras, enamoradas de la vida, solidarias, amigas. Zita Rojas de Almeida Clinton y Lourdes Enamorado Leyva, con 28 y 33 años respectivamente, integran el colectivo de trabajadores de la escuela José Antonio Aguilera Maceira para la atención de niños, adolescentes y jóvenes con retraso mental leve, moderado y severo en algunos casos.
Ellas son el resultado de un correcto seguimiento familiar y de la Educación Especial en nuestro país, que además de instrucción les permitió prepararse para la vida. Hoy ambas controlan el acceso al centro y atienden las llamadas telefónicas. Se desenvuelven con soltura, saben con exactitud cuánto perciben de salario y comentan con picardía el destino que le dan a ese dinero ganado con el sudor del trabajo.
No llegan tarde ni presentan ausencias, y son ejemplo de responsabilidad. Cumplen con todas las actividades, incluidas las sindicales, y se sienten queridas y respetadas por todos. Esas son las reglas del juego en la institución que desde hace algunos años dirige Delfina Rodríguez Loren, licenciada en Educación en la especialidad de Oligofrenopedagogía, quien comenzó aquí en 1992 como maestra terapeuta.
Inclusión social, un objetivo primordial
La escuela especial José Antonio Aguilera Maceira, ubicada en el municipio capitalino de Playa —en la actualidad con una matrícula de 209 estudiantes, de ellos 16 internos— atiende a los niños desde los seis años de edad, provenientes de los círculos infantiles, las escuelas primarias o el programa Educa a tu hijo con un diagnóstico de retraso mental, la discapacidad más frecuente en nuestro país, el 78,7 % de la matrícula total de la Educación Especial.
Para Delfina, dirigir una institución de este tipo significa una enorme responsabilidad ante la sociedad y la familia, por cuanto se trata de lograr la inclusión social de cada uno de los educandos, objetivo primordial de la enseñanza.
Desde que los pequeños entran a la escuela —señaló— y a partir del proceso de observación, realizamos un diagnóstico integral y vemos cuáles son las habilidades que ellos van alcanzando. Luego, cuando tienen 12 años, ya se incorporan a los cinco talleres docentes de la escuela y rotan por todos: carpintería, artesanía, técnica básica agropecuaria, educación doméstica y confecciones.
A los 15 años los insertamos en centros de producción o servicios, según las habilidades alcanzadas y teniendo en cuenta las limitaciones desde el punto de vista intelectual.
Los que tienen la posibilidad de mantener un vínculo laboral egresan de la escuela con 18 años —explicó la directora— y quienes no han podido desarrollar las destrezas necesarias para el trabajo se incorporan a sus comunidades, bajo la atención de la familia y el seguimiento de la institución.
Iralia, en la Logopedia toda una vida
Iralia Góngora Pupo labora en la escuela desde el curso escolar 1984-1985, y en sep tiembre próximo cumplirá 40 años en el sector, 35 de los cuales los ha dedicado a este tipo de educación.
Primero estudió para la enseñanza general, pero una vez sensibilizada con la situación de los pequeños con alteraciones en el lenguaje y la comunicación, y otras afectaciones por algún daño cerebral, se motivó para prepararse como maestra terapeuta, actividad a la cual le ha dedicado toda una vida.
“Si volviera a nacer sería logopeda y trabajaría en la Enseñanza Especial. Esta me permite transitar con ellos desde el aprendizaje, observar cómo los que llegan sin hablar ni pronunciar bien las palabras, logran vencer esas alteraciones y corregir los errores por medio del tratamiento.
“Es moldear el material humano y prepararlo para la vida; los más chiquitos para la cotidianidad, los mayores, para la vida útil e independiente. Son niños que tú les enseñas todo, a andar, a conocer, pues muchos no tienen vivencias y provienen de hogares donde no les dan la estimulación necesaria. Yo siento que no puedo hacer otro trabajo que no sea este, no solo porque me gusta, sino por todo el humanismo que encierra”, subrayó.