A pocos días del aniversario 55 de la Revolución y como parte del programa de actividades previas al XX Congreso de la CTC, el Museo de los trabajadores cubanos, Palacio de Torcedores —sala principal—, inauguró su primera muestra de pinturas titulada Sinfonía dual para figuras y paisajes, con obras de dos artistas de la plástica cubana, pertenecientes a la joven provincia de Artemisa. Ellos son Juan Carlos Muñoz Alfonso, El Taco, de Güira de Melena, y Osmar René Reyes Valdés, de San Antonio de los Baños.
Tal y como expreso en las palabras del catálogo de esta exposición —en la cual también asumí su curaduría— la creación iconográfica de estos dos artífices está entrelazada por un elemento esencial: el color, profuso, magnánimo, marcadamente expresivo. El pigmento, en estos cuadros es argumento esencial que doblega nuestra mirada para crear el sano goce espiritual.
El Taco y Osmar, unidos en esta muestra por el azar, logran a través de este conjunto un hábil tramado en el que se entretejen dos estilos diferentes, pero que establecen puntos de contacto desde oníricas representaciones expresionistas y surrealistas. Cada uno recrea universos diferentes, el primero desde el riquísimo cosmos de la ensoñación infantil, y el otro con sus particularísimas miradas sobre los volúmenes, los objetos, y también sobre los deseos. Y en la producción iconográfica de ambos exalta la mirada cautiva y furtiva.