Por: Leslie Alonso Figueroa, estudiante de Periodismo
Carmen Suárez Reyes es vecina del poblado Las 80, en la playa Santa Lucía, Nuevitas, Camagüey. Desde la divulgación en Buzón abierto de la carta de Ramiro Badías, acerca de la precaria comunicación telefónica en ese sitio, ella ha estado pendiente de alguna respuesta, y al no ver solución decide reformular la queja.
Refiere en su misiva que tras la publicación del trabajo hubo un gran movimiento de trabajadores de Etecsa, al punto de que llevaron una planta para la conexión definitiva de los teléfonos fijos. Pasaron los días y pusieron a funcionar una parte de los equipos y el resto quedó en el olvido, asegura la lectora.
Transcurrido el tiempo y a raíz de un reporte, Carmen dice que acudió un operador, quien comprobó la batería central y según planteó, el problema radica en que no los habían conectado en la ciudad de Camagüey. Entonces apareció el tono parcialmente, expresa.
Su carta evidencia que ese resultado, lejos de causar alegría en la población, provocó escepticismo, pues ya habían padecido acciones similares. Por eso hoy ocurren cosas como que “se pegue el tono”, que se pierde la llamada al primer timbrazo o la señal se cae sin acabar de marcar el número.
Debemos recordar la importancia del teléfono para personas que habitan en localidades alejadas de la cabecera municipal. La camagüeyana cuenta que carecen hasta de transporte público.
Carmen teme que pase con su teléfono lo mismo que con la farmacia del poblado, por cuya ubicación en la comunidad lucharon y sin saber las causas, una mañana de este verano amaneció sin brindar servicios y ahora deben ir hasta Santa Lucía para adquirir los medicamentos.
La lectora comenta que reina incertidumbre en Las 80, donde no pueden perdurar las señales de humo.