Malamente instalado, desde hace varios años, en el antiguo Ávila cinema, en la periferia del centro de la ciudad de Ciego de Ávila, Teatro primero intenta —con más sombras que luces a su favor— consolidar su labor en una de las comunidades que, precisamente, más lo reclama, no solo debido a ciertas indisciplinas sociales que caracterizan la cotidianidad en esa zona, sino también por la ausencia allí de opciones para el sano enriquecimiento espiritual.
El grupo es reconocido por la calidad de sus representaciones, amén de sus lauros en la proyección de la narración oral escénica, en particular de las tradiciones campesinas. Sin embargo no ha logrado, debido al deplorable estado en que se encuentra la instalación y a pesar de sus múltiples gestiones, poner en función de la colectividad su sede, bautizada por ellos como Trapisonda, concebida como sala alternativa para diferentes tipos de espectáculos escénicos.
Pero tanto el techo, como el vestíbulo, los camerinos, la platea, el cuarto de vestuario, y los baños —prácticamente inexistentes ya— precisan de reconstrucción capital. Aún se conserva buena parte de las butacas originales, sin otra perspectiva que su inevitable pérdida total, suerte experimentada ya por la pantalla de proyecciones, a la que le fueron sustraídos algunos fragmentos.
Esa compañía fue fundada en 1989 por su director, el también actor Oliver de Jesús Hernández Jiménez, junto a otros artistas que le siguieron, provenientes del Conjunto Dramático de Ciego de Ávila. Desde entonces ansían acometer una labor directa con los vecinos del lugar donde radican, pero tal objetivo es imposible de materializar con solidez.
Sin embargo, esa dramática situación no les ha impedido sostener un apretado programa de funciones, tanto allí como en diferentes comunidades de la ciudad avileña, así como en otras apartadas zonas de la provincia. Han sido aclamados en escuelas, centros laborales y cooperativas de producción agropecuaria; estilo de trabajo que parte de la convivencia con los campesinos, lo que les permite nutrirse de la historia, las tradiciones y las canciones locales, empresa igualmente dirigida a las investigaciones que les posibilitan enriquecer los guiones de sus espectáculos.
Vale añadir que en l992 Teatro primero creó el Proyecto humorístico Artimaña, mientras que en la sede de la Uneac, y desde el año 2006, realizan la peña Teatrapo, para mayores y chicos, aunque para estos últimos poseen el espacio que lleva el nombre de Pelusín. Pero esas funciones no las pueden sostener de forma simultánea mediante una programación regular en su sede, donde además es imposible organizar los ensayos debido a los problemas expresados y a la falta de ventilación, luces y agua para beber.
Tales empeños, indiscutibles y para bien de la cultura popular, han hecho a Teatro primero acreedor del derecho a estrenar ya su sala.