Aunque en Sancti Spíritus, como en toda Cuba, la vida de los trabajadores es prioritaria, largo trecho separa a la realidad de un ambiente laboral seguro en un número considerable de centros. Falta de agresividad por parte de los sindicatos para exigir el cumplimiento de las normativas, la no ejecución del presupuesto destinado para la compra de medios de protección, la mínima calidad de los aditamentos adquiridos y, en menor medida, la irresponsabilidad de los trabajadores; colocan a estos últimos en una ruleta rusa a riesgo de morir a la vieja usanza, de acuerdo con la suerte de cada quien.