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El pasado 2 de junio Trabajadores publicó mi desconcierto por la respuesta oficial enviada por Pedro López, director general de la Unión de Empresas del Comercio y la Gastronomía de La Habana, luego de aparecer en nuestras páginas un reportaje sobre diversas anomalías detectadas en la venta de ron a granel en la capital, y hoy —ante el silencio del citado directivo— no podemos menos que sentirnos irrespetados. Y no solo el periódico; también sus lectores.
Trabajadores divulgó con suficientes argumentos —y no es primera vez que lo hace— el tremendo desorden, las adulteraciones inconcebibles y la impunidad increíble para las “maldades” que prevalecen en la comercialización de ese producto.
El director solo se refirió a dos puntos de venta —María Auxiliadora y Tercera, y 10 de Octubre y Santa Emilia— y señaló que “según consta en el expediente de la investigación de cada unidad básica referida, se aplicaron las medidas disciplinarias a los implicados. El administrador de la unidad 218 recibió una cautelar por 30 días para profundizar más en la investigación y se le solicita separación definitiva, consistente en democión del cargo por seis meses a dependiente”. Algo —esto último— realmente muy extraño, pues son dos sanciones diferentes. ¿Cuál se impuso? ¿Cuál fue el análisis en la unidad de María Auxiliadora y Tercera?
Nos preguntamos, además, quién habría dicho que los reporteros visitamos solo dos lugares para la realización del reportaje. Estuvimos en nueve unidades de Diez de Octubre, Centro Habana, Plaza de la Revolución, Arroyo Naranjo y Boyeros. Y nos llegan solo dos párrafos como respuesta del director de la Unión.
¿Qué se investigó en el resto de los centros donde también se vendía ron con bajo grado alcohólico y de lo que nada se menciona en la respuesta? ¿Y qué decir del estado calamitoso de las unidades de comercialización, y del planteamiento de que la empresa no da financiamiento para la higiene de esos lugares? ¿Y qué hay del personal ajeno a la unidad dedicado a la venta de ron?
Las medidas de que habla la respuesta de la Unión de Empresas apuntan solo a dos vendedores. ¿Y con el resto del sistema qué ocurre? ¿Siempre la cadena romperá por su eslabón más débil?
La ocasión se pinta sola para reiterar la impunidad observada, porque quienes de tal manera timan y ponen en peligro la salud de los consumidores, lo hacen a sabiendas de que muy difícilmente serán sorprendidos; apuestan a que nada sucederá.
Mientras las autoridades —fundamentalmente de Comercio— no tomen cartas en el asunto, las adulteraciones, impunidades y otras indisciplinas continuarán engrosando malsanamente los bolsillos de algunos a costa de la economía y la salud de la población.
Luego de varios meses —el reportaje inicial fue el pasado 18 de marzo— aún no sabemos qué hizo la dirección de Comercio con todos los transgresores de las medidas establecidas para la venta de ron a granel, mucho más porque acontecimientos recientes —intoxicación masiva con metanol, muertes, secuelas— apuntan a la necesidad de extremar las precauciones para la comercialización de bebidas alcohólicas.
