Cuando el periódico llega a nuestras manos, muy pocas veces pensamos en el obrero que hasta altas horas de la noche veló en el taller de producción porque la gran noticia llegara nítida al lector; cuando el libro colma la avidez de quien lo disfruta, la mente siempre se dirige a quien escribió la gran novela, y nunca hacia aquel que entre máquinas, grasas y tintas se aufana porque la impresión satisfaga la más exquisita aspiración.
Anónimos muchas veces, con la presión que imponen las carencias, los más de tres mil gráficos cubanos —en sus 18 entidades estatales y tres asociaciones económicas internacionales— se empecinan hoy en el cumplimiento de importantes propósitos.
Durante el primer semestre del año actual su esfuerzo puede considerarse como multifacético, donde destacan la impresión de estuches para medicamentos, marquillas para cigarros y tabaco, impresos comerciales para la salud pública, y la producción de periódicos, sueltos, revistas y libros.
Pero, sin lugar a dudas, el principal logro fue el aseguramiento de la base material del próximo curso escolar, para el que ya concluyeron más de 7 millones de cuadernos y registros de trabajo, 6,5 millones de libros y folletos y 17 millones de libretas, que se unirán a los 15 millones que se deberán confeccionar en lo que resta de 2013.
Con ello se garantiza el logro fundamental de un año atrás: cero importación de libretas para nuestros educandos —desde primaria hasta el nivel universitario—. Si en el 2012 la producción de ese insumo ascendió a 28 millones de unidades, en este año serán 32 millones solo para el sistema nacional de educación.
A todo ello se une el esfuerzo que pronto iniciarán para cumplir su compromiso con la venidera Feria Internacional del Libro, evento para el que deberán fabricar un millón de ejemplares.
Ciertamente, la tarea que se avecina no será fácil, fundamentalmente porque continuarán las afectaciones por la absolescencia de las máquinas y las grandes tensiones con la transportación de las producciones hasta sus lugares de destino.
Por todo ello, este 2 de agosto las palmas llegarán —como siempre debe ser— al obrero gráfico, ese que festeja su día en homenaje al nacimiento de Alfredo López Arencibia, el dirigente sindical del sector, asesinado en 1926 por huestes del tirano de turno, Gerardo Machado.