La celebración este 18 de julio del Día Internacional de Nelson Mandela, aniversario 95 del natalicio del insigne luchador contra el oprobioso régimen del apartheid y primer presidente negro de Sudáfrica libre, es un hermoso y merecido homenajes tributado universalmente a una de las más excelsas, amadas y ejemplares figuras de toda el África y uno de los grandes líderes revolucionarios del Siglo XX.
En su noble y acertada Resolución 64/13, la Asamblea General de Naciones Unidas aprobó el 29 de noviembre del 2009 proclamar el 18 de julio Día Internacional de Nelson Mandela, acogido mundialmente como reconocimiento a la valiosa contribución del Premio Nóbel de la Paz a la liberación de su pueblo del inhumano régimen segregacionista y de opresión racial sudafricano. Lucha por la que sufrió 27 años de prisión, crueles torturas y aislamiento, sin que pudiera ser doblegada da su titánica voluntad de resistencia.
Madiba o Tata, como cariñosamente lo llaman sus compatriotas, es símbolo
del derecho que tienen todos los pueblos a su libertad e independencia, a la democracia, la igualdad, la justicia social, al respeto de sus derechos humanos y al disfrute de la paz, independientemente de su origen, el color de su piel, de sus ideas políticas, filosóficas o religiosas.
Nelson Rolihlahia Mandela, nació el 18 de julio de 1918 en Mvezo, una aldea a orillas del río Mbashe en el distrito de Umtata, capital de la región de Transkei, perteneciente al clan Madiba de la etnia xhosa. Huérfano desde los nueve años y al cuidado de un protector amigo de su padre, recibió educación primaria y secundaria y en 1939 marchó a la ciudad de Alice para titularse en Derecho en el Fort Hare Universitu Collage, institución académica reservada a estudiantes no blancos.
A partir de su ingreso en 1944 en el Congreso Nacional Africano (ANC), un movimiento de lucha contra la opresión de los negros por el régimen sudafricano, todas sus energías estuvieron dedicadas a lograr la abolición del cruento sistema imperante en el país, causa por las que sufrió prisión en 1956 y 1962. Arrestado nuevamente en 1964, año en que fue nombrado presidente del ANC, fue condenado injusta y arbitrariamente a cadena perpetua,
Durante 27 años, Mandela fue el prisionero número 466/64, de los cuales permaneció 18 años recluido en la tenebrosa cárcel de Robben Island, hasta, su excarcelación, que coronó la victoria sobre el apartheid y lo condujo en 1994 a ocupar la presidencia de Sudáfrica.
Víspera de su Día Internacional el adalid africano permanece ingresado aún en el Medi-Clinic Heart Hospital, donde según las últimas informaciones su estado de salud ha mostrado esperanzadores indicios de mejoría, los cuales acrecientan las manifestaciones de júbilo, cariño y admiración de su pueblo y de los que en las diversas regiones del mundo desean también su pronta recuperación, porque Madiba es un líder de todos los días que ocupa un sitial de honor entre los históricos próceres de la independencia de África.