Sol, calor, lluvia, descuido de la higiene personal y medioambiental… he ahí algunos factores que unidos, pueden desencadenar la aparición de enfermedades que pongan en peligro la vida.
Todos ellos coexisten hoy en buena parte de la provincia de Santiago de Cuba, territorio con una población que frisa el millón de habitantes, en el cual existe un complejo cuadro higiénico-sanitario que abre brechas a la aparición de enfermedades diarreicas agudas (EDA).
En su prevención, tratamiento y control, el liderazgo lo tiene el sistema provincial de Salud, no obstante se trabaja con un enfoque multisectorial que procura hacer conciencia acerca del autocuidado y la autorresponsabilidad, cuestiones que a juicio de las autoridades sanitarias resultan de las más débiles en el enfrentamiento a las causas que originan brotes diarreicos.
“Es muy baja la percepción de riesgo; muchos minimizan la posibilidad de enfermarse creyendo que el problema es de otros y no suyo, y es preciso movilizarse, participar más en la erradicación de las vulnerabilidades, cuestión que es posible cumpliendo las medidas que se indican”, reconoce el doctor Raúl Leyva Caballero, director del Centro Provincial de Promoción y Educación para la Salud.
Quien no oye consejos…
En Santiago de Cuba, bien por los medios de comunicación masiva, a través del médico y enfermera de la familia, por intermedio de la propaganda gráfica y otras vías, existe la posibilidad de conocer cómo prevenir las EDA.
Pero no siempre ese conocimiento se convierte en manual de buenas prácticas, de ahí que no todos cumplan con las cuestiones básicas para evitar la aparición de diarreas, vómitos y otros síntomas:
Hervir o clorar el agua, echando en cada litro del líquido tres gotas de hipoclorito de sodio, lavar correctamente las frutas y los vegetales, manipular adecuadamente los alimentos, lavarse las manos después de ir al baño, tapar la basura y colocarla lejos del interior de las viviendas, erradicar microvertederos, y cuantas conductas peligrosas atenten contra la salud.
“Ese es el primer llamado; el segundo es que ante la aparición de vómito o diarrea hay que ingerir sales de rehidratación oral e inmediatamente dirigirse a una institución sanitaria”, acota el doctor Leyva Caballero.
Solo el médico está capacitado para diagnosticar el origen de un cuadro diarreico —alimenticio, parasitario o por bacterias (vibrión colérico, salmonela, shiguela, etcétera)—, de ahí que la efectividad del tratamiento dependerá de la agilidad con la que se acuda a él. Conscientes del precepto martiano de que la verdadera medicina es la que precave, el personal de la salud de la provincia de Santiago de Cuba, incluidos los estudiantes de ciencias médicas, se movilizan en las comunidades en labor de prevención y promoción de salud.
“Hacemos intervenciones integrales en barrios, escuelas y centros de trabajo; allí conjugamos las cuestiones que tienen que ver con la prevención de las EDA y con la lucha antivectorial”, expresó Lietty de la Caridad Oliva Más, alumna de primer año de Medicina.
“Damos charlas educativas, explicamos la importancia de cumplir con las acciones de desinfección antes de entrar a cualquier local, distribuimos materiales didácticos, realizamos acciones de saneamiento ambiental, entre otras cuestiones para que den fruto en el presente y el futuro”.
En medio del intenso verano que sin clemencia castiga a los santiagueros, agravado por la deforestación que causó el paso del huracán Sandy, vivir saludablemente pasa de ser una opción para convertirse en una obligación.
Poner sumo cuidado en la ingestión de alimentos, la preservación del entorno, la limpieza de hogares y centros laborales, y la higiene personal, son cuestiones de necesario cumplimiento para gozar de un verano feliz, ese que se hace cierto cuando se disfruta de una salud plena.
Acerca del autor
Periodista cubana. Máster en Ciencias de la Comunicación. Profesora Auxiliar de la Universidad de Oriente. Guionista de radio y televisión.