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Los continuos bombardeos de la Fuerza Aérea de Israel a la Franja de Gaza, demuestran que antes y después de su retirada unilateral en el año 2005 de ese territorio palestino de 360 kilómetros cuadrados y un millón y medio de habitantes, el Estado sionista la convirtió en un polígono de tiro donde han encontrado la muerte miles de ciudadanos.
Para justificar esta permanente agresión, el gobierno de Tel Aviv alega que es la respuesta al lanzamiento de cohetes de las milicias palestinas hacia el interior de Israel, mientras mantiene un inhumano bloqueo por aire, mar y tierra a Gaza, que impide la entrada de alimentos, medicinas y otros artículos de primera necesidad e impone frecuentes cortes de gas, agua y electricidad haciendo más precaria la situación de su a sufrida población.
Durante la Guerra de los Seis Días, en junio de 1967, Israel ocupó militarmente a Cisjordania, la península egipcia del Sinai, las alturas del Golán sirias, Jerusalén Oriental y la Franja de Gaza, la que, mediante el plan de retirada unilateral implementado por Ariel Sharon, evacuó 38 años después, para incrementar los ilegales asentamientos de colonos judíos en territorio cisjordano.
En enero de 2009, el premier israelí de Ehud Ólmert desencadenó la denominada Operación Plomo Fundido” contra el Movimiento Hamás, que ocupó el poder en Gaza, con un saldo de más de mil 400 fallecidos y un número mayor de herido y la destrucción de gran parte de las infraestructuras de la ciudad.
Como un ejemplo de la paz que promulga Israel para Palestina, estos ataques se continúan repitiendo contra la Franja de Gaza, mientras por toda Cisjordania expande sus ilegales asentamientos, en escarnio de todas las resoluciones de Naciones Unidas.
