A 13 kilómetros de la ciudad de Matanzas se encuentra ubicada la estación ferroviaria Mocha, un tanto apartada de los habitantes de Ceiba Mocha, del ruido de los carros y del ajetreo que trae consigo la urbanidad.
Todo es apacible en ese lugar, la tranquilidad es rota solamente por el ir y venir de los trenes, que anuncian su presencia mucho antes de aparecer. Precisamente ahí radica el objeto fundamental de esa entidad: “Para que un tren pueda salir de la estación de Aguacate, que es la más próxima, debe el operador de movimiento de trenes emitir una señal que recibe la estación colateral.
“A partir de ese momento, el operario atiende todo lo referente al tránsito de ese tren dentro de su zona jurisdiccional”, así de sencillo explica Juan José Díaz Peñate, jefe de la unidad, las funciones que deben realizar sus subordinados, lo cual implica responsabilidad y disciplina, pues en su quehacer está la vida de los pasajeros y la seguridad de las cargas transportadas.
También en la unidad se ofertan cuatro boletos para Sancti Spíritus. “Las personas que los adquieran deben ir a Matanzas a coger el tren”.
Sumida hoy en el proceso de modernización que se desarrolla en el ferrocarril cubano, la estación ya tiene instalado el equipo GSMR, nuevo sistema de comunicación por fibra óptica. Según Ángel García, delegado provincial del ramo en Matanzas, nueve estaciones en la línea central van a contar con ese dispositivo.
“Ello posibilitará una buena comunicación entre las estaciones y los trenes, así como una mejor circulación y operación de los equipos. Mocha será la primera que activará el sistema”, apuntó.
La estación Mocha es como un lugar encantado, donde los duendes hacen que todo sea posible. El césped perfectamente cortado, las paredes pintadas, adornos sin exceso y, por si fuera poco, alfombras en casi todos los locales; el piso del pasillo parece un espejo de tanto brillo, y como norma, cada trabajador tiene un par de sandalias que se pone cuando llega para no ensuciar el piso.
Juan José no puede decir a ciencia cierta cuántos trenes han pasado por la estación desde que vive cerca del lugar. Cuando llegó, hace más de 25 años, estaba muy lejos de imaginar que quedaría atrapado en los encantos de ese sitio. El colectivo es su razón de ser, tanto que le han propuesto otros trabajos, pero nunca ha querido abandonarlo.
Jennyleidis Peña es una de las más jóvenes del centro, aunque ya lleva siete años ahí y se desempeña como operadora de trenes. “El propio Juan insistió para que me formara, pues vivo en la zona y aquí podía superarme; hay que tener licencia y cada año debemos recalificarnos”.
Todos comparten el criterio de que son una gran familia. Celina Serpa, quien es custodio y además secretaria general de la sección sindical, refiere que realizan multioficio, lo mismo cocinan, que limpian, hacen lo que haga falta. “Una vez a la semana realizamos los matutinos, organizamos trabajos voluntarios. Yo modifiqué mi actitud, el lenguaje, no es difícil acogerse a la disciplina que existe aquí”, alegó.
Por su parte, Isabel Almeida habla de Juan José como si fuera un padre. La auxiliar de limpieza reconoce que es exigente y a la vez muy humano. “Cuando tienes un problema, se ocupa; si estás enfermo no deja de ir a verte”, subrayó.
Según refiere Juan José, la entidad fue vanguardia nacional desde el año 1999 hasta el 2008, en que se transformaron las exigencias de la emulación y al ellos no generar ingresos fueron desestimados.
“Hemos sido evaluados de sobresaliente por la inspección estatal del Ministerio de Transporte desde 1998 hasta la fecha, fuimos la primera entidad ferroviaria a nivel nacional en obtener esa calificación y los terceros a nivel de ministerio; hoy somos los únicos que mantenemos esa evaluación”, agregó.
También están homologados desde el 2008 por el Registro Cubano de Buques, entidad facultada para hacer esta calificación dentro del MITRANS, en relación con calidad en el servicio de trenes. Por demás, ostentan la condición de Centro Nacional de Referencia de la Unión de Ferrocarriles de Cuba.
Desde hace 19 años Mocha nunca ha dejado de dar servicio, ni siquiera durante los ciclones. “En tiempos como esos, el operador de guardia se mantiene en el local; incluso alguna que otra familia que tiene la casa en malas condiciones viene para acá”, manifestó Juan. Y es que realmente, ese es el gran hogar que todos han construido con mucho amor, sin olvidar los detalles que la distinguen y la hacen única entre los ferroviarios cubanos.
Acerca del autor
Graduada en Licenciatura en Periodismo en la Facultad de Filología, en la Universidad de La Habana en 1984. Edita la separata EconoMía y aborda además temas relacionados con la sociedad. Ha realizado Diplomados y Postgrados en el Instituto Internacional de Periodismo José Martí. En su blog Nieves.cu trata con regularidad asuntos vinculados a la familia y el medio ambiente.