A finales del pasado año, en los días posteriores a la publicación de la polémica sobre el carácter oficial del partido beisbolero disputado el 27 de diciembre de 1874, en los terrenos del Palmar de Junco, recibimos en la redacción una profunda y motivadora carta del historiador Rolando Sánchez (La Habana, 1949), quien por más de tres décadas ha investigado la memorabilia de nuestro béisbol.
Su agitada reseña nos sugería profundizar en la peliaguda cuestión del Hall de la Fama del Baseball Profesional de Cuba, instituido en 1936 por la Dirección General Nacional de Deportes (DGND) e inaugurado el 26 de julio de 1939 con una placa de bronce en el entonces estadio La Tropical, hoy Pedro Marrero, en la cual figuraban los nombres de los 10 primeros peloteros incluidos.
Sánchez explicaba en su misiva que la iniciativa cubana ocurrió a partir de la experiencia estadounidense, pues aunque el National Baseball Hall of Fame and Museum, en Cooperstown, había sido fundado el 12 de junio de 1939, las consagraciones se venían produciendo desde tres años antes.
Tocados por la curiosidad fuimos al encuentro de este atento y distinguido lector, quien nos recibió en su hermosa vivienda de la barriada de Santos Suárez. Entre fotos, textos y anécdotas hurgamos en uno de los temas más polémicos y peor contados de la historia de la pelota nacional.
68 nombres ilustres
La primera exaltación fue la más numerosa de cuantas se efectuaron hasta el año 1961. La comisión encargada se conformó con periodistas antiguos y en activo, y con asesores de béisbol de la DGND. Las fuentes consultadas aseguran que entre los fundadores se hallaban Rogelio Valdés, Agustín Molina, Antonio Román y Alfredo Suárez, este último reconocido como fiel mantenedor del Salón hasta su muerte en 1954.
En total fueron exaltados 68 peloteros, todos cubanos y con varios años de actuación en la liga de nuestro país a partir de 1878. Gran parte de ellos también hicieron carrera después en los Estados Unidos, lo cual avaló —en muchos casos— sus reconocimientos.
La selecta relación incluye a patriotas de la Guerra de Independencia (siglo XIX) —Emilio Sabourín, Agustín Molina, Luis Padrón, Carlos Maciá, José Manuel Pastoriza, Ricardo Cabaleiro, Eduardo Machado, Ricardo Martínez y Alfredo Arango— y a hombres que ganaron connotación adicional como mánagers, árbitros, administradores, promotores o por su labor intelectual, como los casos del médico homeópata y diplomático Juan Antiga, y del escritor Wenceslao Gálvez, autor en 1889 de un libro clásico sobre la historia del béisbol en Cuba.
Alrededor de 50 miembros tuvieron actuación en suelo norteño, repartidos entre las Grandes Ligas, las Ligas Negras, las Menores, la de Cayo Hueso y el equipo All Cubans, el primero de América Latina en visitar aquel país, donde jugó en 1899 y de 1902 a 1905. José de la Caridad Méndez, Armando Marsans, Rafael Almeida, Alejandro Oms, Martín Dihigo, Miguel Ángel González, Adolfo Luque y otros destacan en la lista de nuestros Inmortales.
De La Tropical al Cerro al olvido
En 1946 el Salón de la Fama pasó a residir en el recién inaugurado Gran Stadium de La Habana, el actual Latinoamericano. La placa de bronce fue sustituida —pero no conservada— por una de mármol que se erigió en el vestíbulo principal de la instalación.
“De niño me gustaba ir al estadio y echarle una mirada al Salón de la Fama, por el modo en que estaba ubicado. Recuerdo que había fotografías de los peloteros y supongo existiera allí mismo una oficina que se encargara de atender los asuntos vinculados a su funcionamiento”, rememora Rolando pese al tiempo transcurrido.
Sin embargo, en 1961 cesaron las promociones al Salón, en virtud de la desaparición de la liga profesional y de que la serie nacional reunía a una nueva generación de beisbolistas, los cuales tardarían años en reunir los méritos y requisitos indispensables para poder ser consagrados. Tampoco puede descartarse que valoraciones equivocadas y el desconocimiento tributaran a la pérdida de una tradición vinculada a la historia, la cultura y la identidad de la Patria, al tratarse de figuras cumbres de su mayor pasatiempo nacional.
El olvido también se ensañaría, tiempo después, con el mármol que cargaba los 68 nombres ilustres. Eddy Martin le contó a Rolando Sánchez que fue él quien rescató el fragmento principal de la losa, tras ser abandonado en un matorral habanero. Y que por sus gestiones fue colocado en uno de los pasillos del Latino —“¡Donde tiene que estar!”, expresaría Eddy— y allí se mantuvo hasta hace poco tiempo, cuando la construcción de un club house obligó a desmontarlo y guardarlo en una oficina, sin acceso al público.
Un error mil veces repetido…
“En ocasiones leo o escucho sobre la necesidad de crear el Salón de la Fama y me asusta la ignorancia que existe sobre este tema. Se trata de un error mil veces repetido”, confesó Rolando antes de asegurar que ya existe “porque nadie podrá borrar jamás a los 68 inmortalizados entre 1939 y 1961”.
La tarea, a todas luces, consiste en reencontrarnos con una historia fascinante cargada de leyendas y gestas memorables. Dar continuidad a lo que un día funcionó permitirá saldar las deudas con el pasado y poder premiar, sin absurdas rupturas, a quienes a partir de 1961 han hecho méritos suficientes para ver sus nombres grabados en el sitio humilde reservado a los grandes.
Acerca del autor
Licenciado en Periodismo de la Universidad de La Habana (UH). Especialista en los deportes de boxeo, voleibol, lucha, pesas y otros. Cubrió los XV Juegos Panamericanos de Río-2007, los XXX Juegos Olímpicos de Londres 2012, la final de la Liga Mundial de Voleibol 2011 y otros eventos internacionales celebrados en Cuba. Profesor de Teoría en la Comunicación de la UH y la Universidad Agraria de La Habana. Imparte cursos de esta y otras materias en diversas instituciones del país como el Instituto Internacional de Periodismo José Martí. Ha obtenido premios y menciones en el Concurso Nacional de Periodismo Deportivo José González Barros.
[…] Tomado del periodico trabajadores […]
Bueno, menos mal que ustedes solo pueden ver esta historia perdida. pero¿ cuantas más no podremos recuperar nunca?; el irespeto a todo y a todos se ha apoderado de nuestra sociedad, nuestra historia mil veces cambiada y tergiversada, de acuerdo a intereses mesquinos y de conveniencia, en epocas y gobiernos, ha fracmentado nuestro país en miles de trosos irecuperables, seguimos igual de sediciosos y caudillistas, que en la guerra de los dies años; Estoy esperando el día en que por fín nuestro país piense que somos uno solo, que no importe quien mande y donde este cada pedazo de nuestra historia, sino que lo sintamos como uno solo.
Gracias por los comentarios al trabajo, solo señalar que llamar «intento de crear un Salón de la Fama» a lo que funcionó durante 22 años es un reduccionismo indudable. Es cierto que se llamó Hall de la Fama del Baseball Profesional de Cuba, pero incluyó a figuras más allá del profesionalismo y de si actuaron o no en las ligas estadounidenses. Lo sucedido en La Tropical fue solo el inicio, pero no fue lo único. El Hall incluyó fotografias, pequeños bustos y actividades de exaltación a la que asistieron cientos de personas durante años. Tenía amplia repercusión en la prensa y todavía pueden leerse comentarios al respecto en la prensa extranjera.
Los deseos de crear y ubicar en un determinado lugar el Salón de la Fama no puede llevarnos a desconocer la historia.
Nadie ha puesto en duda, que el 26 de julio de 1939, se hizo un intento en Cuba, de crear El Salón de la Fama del Béisbol Profesional Cubano; sin embargo lo que se instauro fue una Placa en el Estadio de la Tropical, con los 10 mejores beisbolistas de los primeros años de la década del siglo XX en Cuba, pero ¿ podemos decir que ese espacio realmente se correspondía con un Salón y Museo de la Fama del Béisbol Cubano, de acuerdo con los requerimientos internacionales para este tipo de recinto ?! Por favor mas respeto para nuestros deportistas! en mi modesta opinión ellos se merecen un sitio solemne de acuerdo a lo que ellos representan para los cubanos, pero además no solo a los profesionales, sino a los beisbolistas mambises, a los amateurs, a los de nuestro béisbol aficionado, en fin a todas esa glorias de nuestro pasatiempo Nacional.
Alfredo L. Santana Alonso.
Investigador deportivo de Matanzas.
Mis felicitaciones.
Soy casado con una de las nietas de Juana Oms, sobrina de Alejandro Oms y tal vez una de sus ultimos familiares vivos, Ella atesora el trofeo que reconoce a este insigne pelotero entre los 100 mejores deportistas del siglo XX en Cuba, que en nuestra provincia lo tiene el otrora estelar Victor Mesa. La tumba del «Caballero Oms», por citar un ejemplo, es visitada todos los años por atletas de nuestra provincia de Villa Clara, sin embargo esta señora, hoy con 80 años, es quién el día antes realiza la limpieza, tumba en mal estado, desconocida para muchos. Tal vez sea interesante rescatar, con Juana, algo de la historia de este señor pelotero. Ella vive en la calle Real No. 23 e/ Toacano y Río en la ciudad de Santa Clara, su telefono es 274968. Su hijo, Alberto Sánchez Oms, fue atleta de los equipos nacionales de atletismo, hoy se encuentra en Boswana como colaborador, es doctor en ciencias del deporte y profesor en la Facultad de Cultura Física de Villa Clara. Tambien se encuentra, en Santa Clara, la casa donde nació y vivió Alejandro Oms, una tarja la identifica, se ubica en los alrrededores del parque Leoncio Vidal. (Mi dirección electronica es lunielsyea72@yahoo.com, me encuentro en Mexico, como colaborador, en 15 dias estaré en Cuba para lo que deseen)
Felicitaciones!!!!, en grado Superlativo, comentarios o resenas como estas, nos hacen sentir muy orgullosos de ser cubanos, no importa por cual lado de este mundo andemos viviendo. No importa en que puntos coinciden o se alejan nuestras ideologías. A los cubanos que les gusta el deporte y en especial el baseball, les hace mucha falta reencontrarse con la historia beisbolera pasada, e incorporarle a la misma, los acontecimientos mas recientes y los que aun estan por suceder.Siempre que haya un cubano como protagonista, hubo un comienzo, una semilla que germino el suceso de manera bien cubana, lo mismo bajo el colosal Latinoamericano o el Bullicioso Guillermon Moncada. Gracias Rudens, a usted y Rolando Sanchez, por este articulo y por tanta sapiencia conservada. Mi tio abuelo ya fallecido fue un consagrado al baseball alla en Cuba, fue popularmente conocido como «Natilla» Jimenez. Nunca olvido su anécdota de Como y Donde descrubrio a Antonio Munoz (El gigante del Escambray)
Soy de Santa Clara, donde existe un Estadium para niños, con el nombre de «Natilla Jimenez». En 15 dias estaré de regreso…..