OTRA VEZ el “precionímetro” se altera al ofertar un producto. Pero no se trata de valores elevados en la compra de un lujillo cualquiera, sino de la adquisición de los medios de trabajo por parte de quienes integran un sector imprescindible en el desarrollo económico del país: el cooperativo y campesino.
A todas luces, el costo de los insumos agrícolas y la calidad de algunos constituyen un problema. Trabajadores aborda el tema desde dos territorios para tener una mejor visión del asunto. “Nuestro comercio es muy rígido, resultaría factible que cada empresa pudiera, de acuerdo con sus utilidades, reducir los precios; sin embargo, la mayoría de las veces las ganancias son limitadas porque las exigencias por el cumplimiento del plan de circulación mercantil nos llevan, por ejemplo, a alquilar vehículos para la transportación de los productos, lo cual no está en nuestro objeto social y nos reporta pérdidas”, reflexiona Domingo Chaviano Darias, especialista principal del Grupo Empresarial de Comercio en Sancti Spíritus.
“Aun cuando evaluamos las ventas y los inventarios de lento movimiento, no podemos hacer rebajas o cambiar algún importe. Esa es una decisión que atañe solo al Ministerio de Finanzas y Precios a petición del de Comercio, o sea, es una disposición que se aprueba centralmente, pues la venta liberada de insumos agrícolas forma parte de un programa nacional”, agrega.
Con una selección basada en los intereses territoriales identificados por la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP) en la provincia espirituana, se habilitaron varios establecimientos para facilitar el acceso de los productores a implementos como la azada, el pico, la malla, el alambre, los clavos, las mangueras, las sogas y otros. Así, la red de ventas se integra por 68 unidades, de las que 45 están ubicadas en zonas rurales y de estas últimas, nueve en los asentamientos de la zona montañosa.
Según Chaviano Darias, hasta en los más recónditos lugares —dígase Pitajones, Caracusey, Agabama, Venegas, Jarahueca—, los clientes pueden adquirir esos insumos. El funcionario reconoce además que, a pesar de cumplir el plan de 2 millones 61 mil pesos correspondiente al primer trimestre de este año, la oferta no se corresponde con la demanda y los altos precios atentan contra las ventas. “Al principio del programa de comercialización de útiles a los campesinos y cooperativistas hubo que hacer una rebaja de precios; eran mucho más caros que en la actualidad. También implementamos el cheque como instrumento de pago en al menos dos unidades de las diferentes zonas.
De esa forma, las cooperativas y otras entidades pueden comprar grandes cantidades de productos para sus miembros. “Está claro que la apertura hecha en un principio fue insuficiente, porque recibimos muchas quejas de los clientes debido a los elevados precios. Todavía resultan altos, pues un pico vale 120 pesos; la guataca sin cabo, 70; la barreta, 140; la cántara de leche, 400; un rollo de alambre, 680; y una bomba manual para extraer agua, 2 mil 130. Estamos convencidos de que la cantidad de insumos recibidos soporta la demanda por los importes establecidos, pero si en algún momento descienden, entonces se dispararán las ventas”, acentúa el especialista de Comercio.
Trabajadores constató en varias unidades que muchos tienen salida, más allá de hacer “huecos al bolsillo”. “La lima es uno de nuestros productos ‘estrella’, aunque este año solo ha entrado dos veces. Lo mismo ha pasado con los machetes. Eso demuestra la inconstancia en el mercado. Hay otros, como el rastrillo, la pala, el colador, el pico y la guataca que se venden muy lentamente”, admite Raúl Tejeda, administrador de La Vizcaína, unidad de la ciudad de Sancti Spíritus.
Ramona Sánchez, dependienta de La Metrópoli, ubicada en el recinto ferial Delio Luna Echemendía, una de las entidades que más vende por cheques y en efectivo, puntualiza al respecto: “En los dos años que llevo laborando aquí, nunca he vendido una cántara de leche, ni una camisa, porque las que entran son de mangas cortas, y no resultan adecuadas para el campesino. Los pantalones y botas Hércules que tenemos a la venta no tienen salida porque son de tallas infantiles. Por otro lado, tenemos las hachas a 105 pesos, y a pesar de las quejas por su mala calidad, las compran porque no hay otras en la oferta”.
Según Domingo Chaviano Darias, a Sancti Spíritus jamás han entrado chaquetas de mezclilla, ni botas de goma, y en el primer trimestre del año DIVEP, uno de sus proveedores, no entregó limas ni cubos para ordeño, mientras que ACINOX dejó de suministrar machetes de 18 pulgadas, mochas, mallas rectangulares y electrodos.
En las encuestas realizadas por Comercio se constata mayor concurrencia a las unidades citadinas, porque, según explica Chaviano, las cooperativas que van a comprar grandes cantidades tienen que hacer algunos trámites con la factura y la confección del cheque, los cuales se realizan en la ciudad. Para ilustrar la insuficiencia de algunos productos de alta demanda, Chaviano pone un ejemplo: “Podemos asumir la venta de 100 mil o 200 mil limas, y sin embargo recibimos unas 16 mil”.
¿Qué consideran los productores?
Sobre el tema, Modesto Rodríguez, presidente de la cooperativa de créditos y servicios Antonio Maceo (CCS) en la zona cienfueguera de Horquita, y miembro del Comité Nacional de la ANAP, opina: “Se hizo una rebaja de precios, pero aún están muy caros. Muestra de ello es que muchos productos permanecen en la tienda sin que los compren. Y otros muy necesarios no están en oferta”. “Un rollo de alambre cuesta 680 pesos y tiene unos 14 cordeles de largo. Para cercar una caballería que destiné a la ganadería necesité 11. ¿Cuánto me costaron?”, afirma Roberto González, usufructuario que fue beneficiado por el Decreto Ley 259, y agrega: “El machete tiene buen precio y lo compran enseguida. Pero las limas son de muy mala calidad. Fíjese que después no pueden amolarse para seguirlas utilizando, como hacemos con las que tienen más acero”.
El presidente de la CCS agrega que tienen asociados 150 productores de leche y en el punto no venden cántaras, a pesar de que está orientado usar solo envases de aluminio para preservar la higiene y la calidad. “Todos los que tienen vacas no precisan la de 38 litros, porque hay quienes solo pueden entregar 20, 10 o cinco; sería muy bueno que las fabricaran de diversos tamaños”.
Roberto explica además que el hilo para coser los sacos, sobre todo los empleados en la cosecha del arroz (la zona es alta productora), cuesta a cinco pesos el metro. “¿Y qué es un metro?… prácticamente nada”, apunta y señala: “Nunca he visto en la tienda botas de goma, tan necesarias para los ganaderos y los cultivadores de arroz”.
En el punto de venta La Popular, de la referida zona cienfueguera, la administradora, amablemente, explica que apenas salen el pico, la tijera de podar, la manguera, la guataca (de muy mala calidad)… Otros se venden más: la soga, el machete, la lima, las botas de trabajo…, pero en este momento no tienen ninguno de ellos.
“Las botas de trabajo no entran desde principios del año pasado y de goma nunca hemos recibido, al igual que las cántaras”, agrega. Modesto Rodríguez, experimentado agricultor, considera, a modo de resumen, que la oferta de insumos a los productores, por esa vía, no ha constituido todavía una solución efectiva y completa.
Acerca del autor
Graduado de Profesor de Educación General en el Instituto Superior Pedagógico Félix Varela, de Villa Clara, Cuba (1979). Ha laborado en la Revista Juventud Técnica, semanario En Guardia, órgano del Ejército Central, periódicos Escambray, CINCO de Septiembre y Granma. Desde el año 2007 es corresponsal de Trabajadores en la provincia de Cienfuegos. Está especializado en temas económicos y agropecuarios. En 1999 acompañó en funciones periodísticas a la segunda Brigada Médica Cubana que llegó a Honduras después del paso del huracán Mitch. Publicó el libro Verdades sin puerto (Editorial cubana MECENAS). Ha estado en otras tres ocasiones en esa nación centroamericana, en funciones periodísticas, impartiendo conferencias a estudiantes universitarios, asesorando medios de comunicación e impartiendo cursos-talleres sobre actualización periodística a periodistas y comunicadores. Multipremiado en premios y concursos internacionales, nacionales y provinciales de Periodismo. Fue merecedor del Premio Provincial Periodístico Manuel Hurtado del Valle (Cienfuegos) por la Obra de la Vida – 2012. Le fue conferido el Sello de Laureado, otorgado por el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Cultura (SNTC). Mantiene evaluación profesional de Excepcional.