El año 2013 trajo valiosas transformaciones en los espacios creados por el Fondo Cubano de Bienes Culturales (FCBC) para el negocio de la artesanía artística en Matanzas y, particularmente, en el admirado balneario de Varadero.
Entre las obras que esa institución del Consejo Nacional de las Artes Plásticas acomete en esa provincia, la mayor es el Gran Parque de la Artesanía, preciosa plaza concebida para la comercialización por los artesanos artistas, cuya reciente apertura estuvo precedida de enojos y malos entendidos debido a problemas inherentes a su terminación.
Sin embargo, el innegable empeño del FCBC por concluir totalmente ese proyecto, a ojos vistas, continúa a un ritmo muy suave, tal puede advertirse en el prolongado acondicionamiento de las luminarias, la adecuación —a favor de los visitantes— de las vías de comunicación interna y la ubicación total de los stands de madera —los últimos llegaron a principios de la semana pasada—, en tanto se trabaja en la solución de filtraciones de agua a través de las juntas de los techos de las carpas de lona, probadas durante los últimos aguaceros; perjudicial además para los que trabajan y acuden al lugar, así como para los artículos que en él se ofertan, amén del paulatino deterioro del costoso inmueble.
Las lamentables vicisitudes en torno a la apertura y puesta en marcha de la Feria de la Calle 15 —como popularmente se le llama— constituyen un gran “rollo” que de forma inteligente enfrenta el FCBC, entidad a la que se le debe de dar tiempo para remediar los problemas que aún preocupan a los artífices, quienes —vale recordarlo— disponen ahora, aun con las insuficiencias apuntadas, de un inimaginable sitio para vender sus productos.
Es oportuno advertir que ni el FCBC ni ninguna otra institución pueden, por lógica administrativa, complacer disímiles y a veces caprichosas exigencias individualistas —algunas oportunistas— originadas tras el prematuro arranque de este recinto con función colectiva. Tampoco es justo ignorar los loables esfuerzos de los trabajadores y directivos que acometieron su construcción, sin experiencias en este tipo de labor, amén de los gastos ocasionados por el Estado para satisfacer un anhelado sueño de los creadores.
Foto: Yoanka M. Pérez QuintanaCuando esa bella instalación esté totalmente concluida volveré a pasar por ella para dialogar, sin la prisa impuesta durante nuestra última visita, con varios de los artesanos que allí venden sus obras. Y mientras el FCBC acometía la construcción del Gran Parque de la Artesanía, tenía “abiertos otros cardinales frentes”, en una batalla sin pausa por mejorar las condiciones de los capitales centros dedicados en Varadero a la producción y venta de productos artísticos y artesanales, en tanto favorecer el ambiente de trabajo de quienes se desempeñan en ellos.
Concluida está ya la reconstrucción del afamado Taller de cerámica, con más de 20 años de existencia. Allí se sustituyeron los techos, se mejoró la ventilación y se equipó de luces para la creación de pequeñas, medianas y enormes piezas de barro —murales y esculturas—, estas últimas para significativos lugares del balneario, mientras que la tienda reluce por el buen gusto de su diseño y por la calidad de las piezas que oferta, la mayoría realizadas por miembros de la Asociación Cubana de Artesanos Artistas (ACAA).
Sin embargo, la excelencia de las obras artísticas que aprecié en ese establecimiento —por sus valores estéticos y culturales— no es similar a la que observé entre varios de los productos que se venden en la Feria de la Calle 15, los cuales desacreditan ese espacio y al resto de los que en él ofertan sus creaciones. En Matanzas, según el presidente de la filial del FCBC, Félix García Ruau, existen 25 tiendas o puntos de ventas de obras artísticoartesanales, la mayoría ubicados en Varadero —11 se encuentran en hoteles—, entre los cuales hay cuatro galerías de arte, una de ellas la de la Calle 34, cuya reparación capital devolverá el vigor de este centro que registra mayores resultados en el mercadeo del arte, después de los existentes en La Habana.
Pero fue la única instalación que no pudimos apreciar por dentro —solo a través de los cristales de la puerta— por estar cerrada. Acogedora, por su arquitectura y por la curaduría de sus muestras, es la galería de arte próxima a la filial del FCBC, donde se venden piezas de grandes maestros —varios Premios Nacionales de Artes Plásticas— junto a las de destacados artífices matanceros.
Provechosa fue nuestra última y breve visita a la península de Hicacos, donde los más de 130 trabajadores del FCBC que allí laboran esperan la convención internacional de turismo para recibir a sus participantes con apreciables producciones de los artesanos artistas de la provincia de Matanzas, los que casi ascienden a 700. Su premisa: hacer culto al arte y a Cuba, como expresión de identidad. Y eso es lo que vale, por encima de todo lo demás…