Los jóvenes, con entusiasmo desbordante cerraron el desfile en Santa Clara. Eran miles y entonaban canciones de gloria y victoria. Coreaban también junto a los trabajadores la Internacional, ese himno que estremece corazones cuando todos lo vocalizan dándose las manos.
Estaban allí demostrando que en Cuba el relevo está garantizado y que tiene por sostén la obra de los que lucharon por estos días de triunfo y júbilo. Estaba el pionero, el adolescente de Secundaria Básica, el estudiante de Preuniversitario y los que están formándose como futuros profesionales en las universidades del territorio, quienes pronto serán trabajadores.
Todos se reunieron y en un gigantesco bloque: hicieron olas, alzaron banderas, cantaron, bailaron…
Uno de ellos que portaba una bandera cubana dijo que en sus manos llevaba la Patria. Otro portaba un cartel con la imagen de Chávez, afirmó que por Venezuela entregaba sus más entrañables esfuerzos. Un pionero sin pensarlo, pero con la sinceridad de un niño que sabe “de que lado está el deber” expresó: “Esta es la Plaza del Che, donde todos vienen a ser feliz y defender Cuba; por eso quiero ser como él.
Este día estaban allí, junto al Che y la historia, el proletariado todo, la juventud alegre, pero profunda lo acompañaba: Hasta la Victoria Siempre