El viernes último en la más encumbrada pinacoteca de Cuba, se clausuró uno de los más importantes programas por la celebración de su primer siglo de existencia: el evento internacional Centenario del Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA), que durante tres días de sesiones debatió alrededor de 50 ponencias, con la presencia de especialistas de Chile, Argentina y Puerto Rico, además de una amplia representación nacional, cuyo objetivo esencial fue salvar los prácticamente perdidos espacios de confrontación sobre asuntos relacionados con el patrimonio.
Entre los temas debatidos estuvieron los relacionados con el coleccionismo, la conservación y la restauración, el museo como institución, la promoción y la educación: la historia del arte, las bibliotecas asociadas a los museos y universidades, y las publicaciones especializadas en arte.
El encuentro constituye un necesario y anhelado proyecto de la dirección del MNBA y del Consejo Nacional de las Artes Plásticas del Ministerio de Cultura, en la consolidación de un sólido medio para la sistemática discusión sobre la museología contemporánea que igualmente sea extensivo al público.
Bellas Artes rememora a Alfredo Guevara
En la semana anterior, el 19 de abril, fueron inauguradas dos trascendentales exposiciones, también incluidas entre los festejos por los 100 años del MNBA y dedicadas a la memoria del insigne intelectual y revolucionario recientemente fallecido, Alfredo Guevara. Una de ellas, El Museo Nacional de Cuba. Orígenes de la Colección, ubicada en uno de los salones del primer piso del Edificio de Arte Universal, rememora —mediante una curatoría contemporánea— a una similar exhibida en el año de la fundación de esa institución, que abrió sus puertas el 28 de abril de 1913.
En la exhibición pueden disfrutarse obras de creadores cubanos, españoles e italianos de los siglos XVIII y XIX, tales como pinturas, grabados, calcografías, joyas, artes decorativas y otras, además de objetos de la arqueología aborigen y de la etnología afrocubana, algunos donados al museo en sus años iniciales.
Desde su creación, hasta el año 1963 del pasado siglo, la pinacoteca mayor de Cuba transitó por un período de consolidación que la ubicó entre las más prestigiosas de Latinoamérica. A esa etapa está dedicada Hitos. Crecimiento de la colección de arte en el Museo Nacional, segunda muestra inaugurada el pasado día 19 en el Edificio de Arte Universal, la cual permite disfrutar parte de las creaciones más valiosas en la configuración de la colección del MNBA, que ya asciende a alrededor de 48 mil piezas patrimoniales.
Esta exposición da continuidad a la anterior, en tanto la complementa, ya que en conjunto posibilitan valorar el notable crecimiento del museo durante sus primeras cinco décadas, hasta su particular distinción por las bellas artes, colecciones espléndidas que evidencian, al decir de Eusebio Leal, Historiador de la Ciudad, “momentos claves de la forja y fortalecimiento de la nacionalidad”.
Gritos en la pared. Hitos del cartel cubano contemporáneo y la clausura del Primer Festival del Cartel
Una de las primeras exposiciones abiertas este año, alegóricas al centenario, fue Gritos en la pared. Hitos del cartel cubano contemporáneo, en dos de las salas transitorias del Edificio de Arte Cubano, abarcador recorrido por la cartelística cubana, con 200 obras realizadas por reconocidos maestros del diseño gráfico, cuyos trabajos —150 de ellos emblemáticos— comparten espacio con otros 50 de creadores más jóvenes. Se trata de una antología que reúne anuncios y promociones de temas relacionados con el cine, la economía, la política y la sociedad, compendiados desde los primeros años de la Revolución hasta el presente.
El sábado último, 27 de abril, fecha en que, por iniciativa del Consejo Internacional de Asociaciones de Diseño Gráfico (ICOGRADA) y de la Organización de Naciones Unidas, desde 1995 se celebra el Día Mundial del Diseñador Gráfico, se presentó el catálogo de esa muestra, ocasión en que se efectuó la clausura del Primer Festival del Cartel 2013, realizado en Cuba con motivo del medio siglo de existencia de ICOGRADA, fundada en Londres.
Con tales celebraciones, los curadores, especialistas, restauradores, veladores de salas, personal de servicios, auxiliares y administrativos, además de los numerosos custodios y otros trabajadores que se desempeñan allí, reafirman su interés por hacer de este centenario, como subrayó Moraima Clavijo Colom, directora del MNBA, un momento de verdadera dignificación de la institución “que llenó de prestigio la cultura cubana, que fue el producto del esfuerzo de un grupo de intelectuales y de personalidades honestas que con ese espíritu de la naciente república quisieron verse representados en el museo primero como una colección polivalente y luego especializada. Ahora estamos en otra etapa de ese camino que empezó en 1913”.
Bellas Artes por dentro y por fuera
El 28 de abril de 1913 se materializó la brillante idea del arquitecto habanero Emilio Heredia —primer director de la institución—, quien llevó a cabo la construcción del Museo Nacional de la República, fundado por decreto presidencial y concebido como un museo enciclopédico. En un inicio su sede estaba en la calle Concordia, esquina a Lucena. Surge así la primera institución pública destinada al conocimiento y la espiritualidad de los cubanos, gracias a la cooperación de los artistas y coleccionistas que cedieron o prestaron sus obras para acometer tal proyecto que igualmente contó con el apoyo de algunas de las principales instituciones de la época, entre ellas la Academia de Artes San Alejandro, y varias entidades religiosas de La Habana.
En 1917 el museo se trasladó hacia la Quinta de Toca (Avenida Carlos III), lo cual provocó enormes gastos trayendo como consecuencia a su vez el cierre del establecimiento hasta el 20 de mayo de 1919.
En 1918, el artista de la plástica y restaurador Antonio Rodríguez Morey (1874-1967), se hizo cargo de la dirección del museo. Su larga administración —que duró hasta su muerte— fue esencial para la especialización de la institución como un museo de bellas artes y en la obtención de reconocimiento internacional.
En 1924, la sede principal fue vendida y la institución se trasladó hacia la Casa Aguiar, donde permaneció durante tres décadas hasta la construcción de su edificio permanente.
La nueva y definitiva sede del museo, donde hoy radica el Edificio de Arte Cubano, se construyó en el lugar donde se encontraba el antiguo Mercado de Colón —demolido bajo el gobierno de Carlos Prío—. El proyecto, de estilo racionalista, estuvo a cargo del ingeniero Alfonso Rodríguez Pichardo, a partir de los códigos internacionales de la arquitectura moderna, mezclada con elementos de la tradición colonial cubana. El Palacio de Bellas Artes fue inaugurado en 18 de junio de 1954, para acoger la II Bienal Hispanoamericana de Arte.
El patrimonio del MNBA cuenta con importantes muestras del arte de Europa, Asia y América, además de fondos de arte antiguo, que abarcan obras de Grecia, Roma y Egipto, consideradas las importantes de América Latina.
Posee la más completa colección de arte cubano desde la época colonial, moderna y contemporánea: con alrededor de 4 mil 300 pinturas, 12 mil 800 diseños y grabados y 285 esculturas, además de fotografías y ejemplares de artes gráficas, de autores nacionales
El MNBA está actualmente distribuido en tres edificios: el denominado Cuartel de Milicias, dedicado a las áreas administrativas y de logística, el Palacio de Bellas Artes (Edificio de Arte Cubano) y el Edificio de Arte Universal, ubicado en el antiguo Centro Asturiano. Desde el año 2001 se incorporó al Museo Nacional para alojar sus colecciones de arte español y universal.
La colección de arte antiguo, donada por Joaquín Gumá, el Conde de Lagunillas, se encuentra entre las más importantes del mundo por la variedad y riqueza de más de 600 piezas únicas.
La colección de arte español reúne más de 700 piezas. Está considerada la más numerosa de todas las series internacionales del museo y la mayor colección de obras que se mantiene fuera del país ibérico.
El museo cuenta con un teatro y el Centro de Información Antonio Rodríguez Morey, cuya biblioteca posee alrededor de 150 mil volúmenes.