Cargando...Por: Rodny Alcolea Olivares
Llovía fuerte cuando el equipo periodístico llegó a Palizada, poblado perteneciente al municipio guantanamero de El Salvador ¿A Petronila dónde podemos localizarla?, preguntamos en la bodega. —En la bajada, después de la curva, donde encontrarán una casa nueva— fue la respuesta.
Pero qué fiasco al llegar al hogar: Petra no estaba. “Salió desde temprano para una reunión”, nos dice José Liranza, su esposo.
“Petra es mucha Petra, aún hoy, con sus 64 años, es incansable para el trabajo. Yo, compay, me siento orgulloso de ser su compañero y compartir con ella la vida desde hacemucho tiempo, y fundar una familia con nuestros hijos y nietos, a quienes no dejó de atender nunca, a pesar de sus responsabilidades laborales. Y óigame –dirigiéndose al fotógrafo– no le tire muchas fotos, que todavía yo celo a esa señora.”
“No le hagan mucho caso a ese viejo jaranero”, interrumpe una voz que se escucha desde el portal, mientras se acerca hacia nosotros una mujer delgada, de estatura baja y tez oscura, con unos ojos negros que miran fijo, como queriendo descubrir el mundo en cada persona.
Petronila Neyra Sánchez, Petra, como todos la llaman, es reconocida históricamente en el país como la mejor y mayor de todas las recolectoras de café. Sus numerosos méritos laborales, acumulados en 50 años de trabajo, 17 de ellos con la condición de vanguardia nacional, y más de 30 zafras cafetaleras, se ven coronados en casi una veintena de medallas y condecoraciones, entre la que destaca el título honorífico de Heroína del Trabajo de la República de Cuba, que recibió el 27 de abril de 2002.
En la sala de Petra, acompañados de la suave y húmeda brisa de las lomas, y rodeados de fotografías de ella con Raúl y Fidel, hablamos sobre la infancia y vida laboral de esta guantanamera que aunque hace tres años está jubilada, no ha dejado de estar en el cafetal ni un solo día.
¿Un lugar especial la brigada las Tanias?
Claro, es una brigada que por 23 años ha cumplido sus planes y es también vanguardia nacional. Para mí dirigir a esa decena de compañeras durante dos décadas fue la responsabilidad más grande de mi vida. Ahora estoy jubilada pero sigo entre Las Tanias, soy la número diez.”
¿La Revolución y Fidel?
“Para mí la Revolución y Fidel son la misma cosa, y a ellos les debo todo lo que soy, por eso mi mayor gratitud es continuar trabajando mientras tenga fuerzas, y pueden estar seguros de que esta guajirita guantanamera, como me llamó la compañera Vilma Espín, estará en el cafetal, con la canasta amarrada a la cintura, hasta el último aliento.”
