“Esta es la mía”, exclamó Osorio, el intrépido, cuando escuchó aquel día, mientras trabajaba en su taller, una entrevista radial donde el Gran Maestro de la masonería cubana pedía colaboración para echar a andar otra vez la esfera terrestre que corona al emblemático edificio habanero, propiedad de esa organización fraternal Continuar leyendo