Las vigas de acero estremecen. Istven Román corta un pase filtrado. Vibran las voces de los aficionados con una proyección de Idalis Ortiz. Los 3 mil 840 asientos son insuficientes para tanto público que contempla un tackle de Yandro Quintana. Una mezcla de emoción y calor inunda el lugar, traspasa los altos ventanales de la fachada y recorre Prado. Es el templo de la actividad física en La Habana Continuar leyendo