Siempre pensé que viajar en Víazul constituía una verdadera muestra de placer, y de status social para no pocos. Pero lo que descubrí en reciente viaje de La Habana a Santiago de Cuba ─dicho sea de paso, mi primera experiencia sobre un ómnibus de esa entidad─ echó por tierra lo sublime que ingenuamente creía Continuar leyendo