Lo cierto es que “una persona puede nacer completamente sana y al cabo de los años sufrir determinada situación que provoque que su cerebro se convierta en un cerebro epileptogénico”. La epilepsia tiene consecuencias biológicas, psicológicas y sociales. No obstante, son estas últimas las más impactantes para los pacientes que, ante determinadas posturas de la sociedad, se sienten excluidos y menospreciados. Continuar leyendo