Las calles de Santiago de Cuba se hicieron pueblo, otra vez, como 66 años atrás; otra vez para realzar a Frank y a Pujol, ya no sus féretros al hombro sino la impronta, el talante, la huella indeleble de sus vidas como estandarte; otra vez el 30 de julio en peregrinación del parque Céspedes al cementerio para reavivar a los Mártires de la Revolución en su día Continuar leyendo