La ciencia la nombró incubadora desde finales del siglo 19, aunque más bien se asemeja a un vientre hecho de plástico y metal donde, rodeado de tubos y cables sobrevive hoy Antonio, un bebé de tan solo 1200 gramos al nacer que, poco a poco, gana peso gracias al desvelo de una veintena de especialistas del servicio provincial de Neonatología de Sancti Spíritus, Continuar leyendo