Jamás me cupo duda. No empero, mi aprecio personal y político se elevó espectacularmente a nuevos niveles cualitativos el 4 de febrero de 2019 en Caracas, cuando en un contexto único tuve la oportunidad de estrechar la mano de Nicolás Maduro, de lanzar una mirada fugaz en la mirada humilde del ex conductor de autobuses y de escucharle dirigirse a un grupo íntimo formado por una delegación extranjera Continuar leyendo