Con la emoción del empate hasta el último lanzamiento del noveno inning, la vivencia feliz de dos remontadas en un mismo partido, así como el recuerdo de la alegría y gallardía de equipos nacionales de antaño, nuestra selección jugó su mejor partido en el torneo, aunque terminó cayendo 7-6 ante un mismo samurái japonés, que de paso nos devuelve a casa sin pasar por tercera ocasión a la ronda final de este certamen Continuar leyendo