Mi barrio, bullanguero y alegre como los de casi todo el país, vivió jornadas de euforia este fin de semana. Desde hace mucho tiempo no se escuchaban los gritos beisboleros que retumbaron en mi cuadra el sábado y domingo, como en otros muchos sitios de la geografía de la provincia de Santiago de Cuba, al calor de pisa y corre, bolas y strike protagonizados por el equipo local y el de Camagüey, en el estadio Guillermón Moncada de esta indómita ciudad Continuar leyendo