Cuando un ómnibus con capacidad para recoger pasajeros pasa por una parada abarrotada de público y no para, más que insensibilidad, más que mero incumplimiento de lo establecido, más que indisciplina, lo que debiera es ser sancionado con todo el rigor que conlleva irrespetar a un pueblo inmerso en una histórica batalla por su subsistencia Continuar leyendo