En tiempos duramente humanos uno suele encontrar un buen puñado de historias dignas de contar. Sí ya sé que también sobreviven “buenas” dosis de insatisfacciones y desesperanzas, pero prefiero quedarme hoy con este relato que comenzó pasadas las ocho de la noche en la Eide Ormani Arenado Continuar leyendo