La violencia política y social en Colombia parece dar la razón a quienes aseguran que la nación sudamericana vive una «paz sangrienta», pese a la firma de los acuerdos que pusieron fin al conflicto armado y legalizaron la incorporación de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-ERP) a la vida política Continuar leyendo