El genocidio que desde 1948 el Estado de Israel comete contra Palestina, su expulsión, ocupación y colonización de sus territorios, acumula entre sus niños y adolescentes un trágico saldo de muertes, represión, encarcelamientos, pobreza, traumas físicos y sicológicos, peligros y zozobras, que los priva de su estabilidad emocional, de sus risas, juegos y cantos infantiles. Continuar leyendo