En medio de madrugadas y noches cubanas, nuestra selección de béisbol le regaló al pueblo el pase a la segunda ronda del IV Clásico Mundial (alcanzado por un jonrón de Alfredo Despaigne que engrosa ya la lista de inolvidables) y la ilusión todavía de luchar por un puesto a la semifinal, algo que solo conseguirían de doblegar a Japón y Holanda en sus próximas salidas. Continuar leyendo