Budapest.— Dos días después de haber ganado el bronce mundial en los 78 kilogramos, Kaliema Antomarchi sigue imperturbable, risueña y no dada a las entrevistas. Pero ahora le toca por derecho. Ser la única medallista de Cuba en esta XXXV edición es una historia que comenzó con siete años en el gimnasio Hiroshima, de Santiago… Continuar leyendo