Tras concluir el partido, Moacir Barbosa tuvo la gentileza de alzar la mano y reconocer su dosis de culpa, justo cuando las 200 mil almas del Maracaná buscaban a quién señalar con el dedo para encarnar los demonios de aquella derrota que aún no conseguían asimilar. Continuar leyendo
![Crimen y castigo](https://www.trabajadores.cu/wp-content/uploads/2014/04/moacir-barbosa-408x272.x10671.jpg)